Tarde Presurosa (Gabe)

La tarde ha caído, él día no fue nada provechoso para la rubia, estuvo de arriba hacia abajo toda la mañana-tarde, pareciera que el mundo desease que no tuviese descanso alguno. Los doctores y psicólogos encargados de organizar la fiesta de la escuela para la cual fue contratada, se la han pasado dándole mucho trabajo, dando vueltas y vueltas por toda la ciudad buscando manteles en color melocotón puesto que la doctora ese color quería, por lo que desde los manteles, servilletas, flores, recuerdos y resto de la decoración tenia que estar en perfecta combinación, por lo que el dolor de cabeza se había hecho más intenso del normal.

- Eso me pasa por hacer tantas cosas al mismo tiempo

Ella misma se comienza a reprender en voz baja, por breves instantes levanta la mirada y sonríe a todo aquel pasa junto a ella, les saluda y sigue su andar, puesto que es su trabajo, los pasos apresurados delatan su andar por los pasillos de los centros comerciales, su pequeña silueta se desplaza a gran velocidad dirigiéndose hacia todos lados, en sus brazos lleva un centenar de artículos, manteles, flores, recuerdos, pedazos de telas, además de un bolso repleto de cosas, móvil, cartera, agenda y demás cosas necesarias para la tarea ardua que le espera.

Su andar se ve detenido por un peculiar sonido, el de su móvil. La rubia se detiene justo en una de las bancas del centro comercial, asienta sus cosas a un costado y al no recordar donde se encuentra su móvil, comienza a buscar en todos lados. Pasa al otro bolso y lo encuentra parpadeando y obviamente vibrando y sonando a todo lo que da, la pantalla revela un nombre, esa voz tiene mucho que no la ha escuchado, su corazón late rápidamente.

-Hola jefe que tal

Su jefe solamente sonríe ante el tono de voz de su pequeña aprendiz, este solamente le saluda, mientras la ojiclara solamente escucha atenta y cuelga nuevamente, seguidamente voltea, coge sus montonal de cosas, pero la fuerza de alguien le hace colapsar contra el suelo, mientras todas sus cosas salen volando, su móvil cae al suelo, pero no le pasa nada y ella cae sentada un medio metro hacia atrás.

-Diablos

Maldice por lo bajo, cosa rara en ella ya que no suele portarse de esa manera(se entiende el sarcasmo), pero dada la circunstancia y dado al día que ha tenido es lo menos que puede decir; sin levantar la mirada gatea hacia sus cosas y las comienza recoger, para que termine pronto y pueda terminar con su trabajo, a mala hora se le ocurrió detenerse, ahora las consecuencias son escorar todo, organizar el trabajo de dos horas se fue con el viento en dos segundos, ahora hay que volver a escorarlo…

La persona que le había golpeado simplemente la miro y se fue, algo que la hizo enervar puesto que toda la tarde ha estado de un lugar a otro y el que la hayan prácticamente arrollado por un completo idiota no era algo que le agrade en lo absoluto, la rubia suspira por lo bajo y hace rodar los ojos, comenzando a recoger sus cosas, pero se ve interrumpida gracias a un buen samaritano que se ofrece ayudarla, por una extraña razón lo observa detenidamente se pierde en los rasgos casi perfectos del chico, sus ojos, su rostro, su postura, parecen angelicales, y por alguna extraña razón siente cierto alivio, algo que es completamente extraño puesto que en casos como este, estaría gritando o maldiciendo aquien le agredió.

-Gracias- le sonríe ampliamente y ya con su ayuda las cosas son mucho más rápidas… luego de unos segundos se terminan de recoger sus cosas, sostiene como puede las que ella ha logrado recoger y justo aun costado, hay una banca –abusando de tu amabilidad, si me ayudas a llevar el resto hacia la banca, porfavor- le habla completamente agradecida, portándose como una niña linda y cariñosa, puesto que lo trata como él la ha tratado-Soy Yaiza, mucho gusto- se presenta y le sonríe ampliamente, pero antes de que este le hable comienza arreglar sus cosas, los manteles con los manteles, dobla las servilletas y algunos de los “recuerdos” que ha comprado, colocándolos en un enorme bolso que lleva consigo

La mirada de la rubia se había enfocado en escorar cada uno de los artículos que tenia enfrente, sin quitar esa sonrisa de los labios, comienza a musitar por lo bajo-Manteles aquí, servilletas de este lado, adornos por aca y…- musita delicadamente reacomodando las cosas, para luego levantar la mirada ante la presentación, y luego sonreír un poco alagada por sus palabras-Gracias, significa ‘Rayo de Luz’ y mira, te llamas igual que él arcángel- le sonríe arrugando la nariz graciosa ante sus palabras ya que por extraño que pareciere este chico le inspira confianza y un sentir extraño.

Suspira y se enfoca nuevamente en sus cosas, para luego nuevamente fruncir el seño aliviada, observándolo con una enorme sonrisa-de verdad eres un ángel, un sol y un encanto, te lo voy agradecer muchísimo- responde con amabilidad, entregándole los manteles en ese horrendo color melocotón, para luego comenzar hablarle- Haber ayudame separando los manteles, que son los más grandes y pesados, yo me encargo de las servilletas y los adornitos- le sonríe enfocando la mirada en cada uno de los artículos que tiene, pero en eso encuentra la bolsa de los manteles y se la extiende-¡ha! Mira aquí esta… toma aquí van los manteles- le extiende la bolsa y comienza a escorar las servilletas.

Comienza a sentir un dolor en los hombros, seguramente por la tensión y en cansancio, cierra los ojos y mueve la cabeza hacia los lados, tratando de relajarse un momento y luego continuar con sus actividades-estoy muy cansada… de verdad nunca te dediques a Organizar Eventos, es desgastante creeme- le sonríe haciendo un mohín, puesto que su trabajo le agota aunque las retribuciones económicas son excelentes

Tras culminar de recoger todo, su ahora acompañante se toma el atrevimiento de proporcionarle un masaje, mismo que en cierto modo deseaba con todas sus fuerzas… comienza apretarle los músculos, logrando que poco a poco se vayan suavizando. La rubia cierra los ojos sin importarle que los estén mirando, ya que nunca le ha importado lo que las demás personas piensen de ella y mucho menos si la cuestionan o no. Suspira y sonríe satisfactoriamente ya que el masaje comienza hacer efecto en ella.

-Gabriel tienes unas manos increíbles- le habla con satisfacción en la voz, y al escucharse así misma abre los ojos como platos y sonríe un poco apenada, ya que esas palabras se pueden mal interpretar-bueno, tú me entiendes…¿verdad?- le habla sonriendo un poco ante las palabras que ella misma ha mencionado.

Haciendo una remembranza de cómo es la rubia, en cualquier otro momento no hubiera siquiera aceptado que un completo desconocido le toque siquiera el cabello, pero en este caso, las cosas son completamente diferentes, ya que Gabriel se ha portado increíble con ella, sin conocerla le esta ayudando, además de perder su tiempo dándole un mansaje. Posteriormente recuerda sus ultimas palabras y le responda.

-Si es muy bonito no lo voy a negar, no hay nada como ver a una pareja de novios casarse y tener una fiesta de ensueño, así como tampoco a una jovencita en sus XV años, tampoco a los padres bautizando a su pequeño e incluso una fiesta de graduación… esos momentos son hermosos ya que justo ahí es donde se logra captar la felicidad en una persona y eso de verdad que no tiene precio.- responde a su interrogante y continua-pero, es muy agotador, ya que cuando mis chicos deciden simplemente no acudir al evento, el trabajo incrementa más y obvio la que da la cara por todos soy yo, ya que a mi me contratan y yo me responsabilizo de todo… como en este caso, que justo un psicólogo decidió que todo sea adornado en este color Melocoton que a mi gusto- gira delicadamente su cabeza y le musita-es horrible- sonríe ampliamente, ya que como en todo, hay cosas buenas y malas

En cierto modo tenia razón, cada una de las palabras del ojiverde estaban llenas de razón cuando uno ama lo que hace, todo queda bien al final, aunque no se este conforme con la elección de los colores, no importa ya que si eso es lo que quiere el que le esta contratando, lo tiene que hacer debido a que ella solamente recibe ordenes y cumple el sueño o deseo que los demás quieren.

-Te cuento algo gracioso, me toco coordinar una boda, eso fue hace como 2 años más o menos, recién comenzaba así que ya te imaginas, resulta que los novios jamás nos informaron que iban a tener cisnes en la fiesta, mismos que ellos colocarían en un pequeño lago que adornaba el lugar donde se llevaría acabo la fiesta- suspira y contiene un poco la risa, observando como Gabriel le ayuda con los adornitos- Bueno resulta que justo en el momento en que todos los invitados estaban en sus mesas, comenzando a probar los bocadillos, platicando y esperando la entrada de los novios, los cisnes simplemente se alteraron, comenzaron a correr por todo el lugar, la gente se altero, grito e incluso hubieron quienes se tiraron al pequeño lago, obviamente era un caos total- sonríe ligeramente puesto que recuerda con mucho cariño y gracia ese evento-de todo ese desastre, se logro rescatar algo, los novios estuvieron felices y lo más extraño es que ellos aceptaron su culpa, ya que normalmente en ese tipo de casos pues lo más sensato es colocar una malla decorativa para que los cisnes no se salga del área designada para ellos… pero hubieras visto como estaban todos, ahora me rio, pero en ese momento fue horrible, porque sientes que todo se sale de control- sonríe nuevamente, ya que podría pasar la tarde hablando de ese tipo de cosas que normalmente le suceden, pero solamente lo aburriría.

- No me quejo, ya que en cierto modo le alegro ese momento especial a esas personas, digamos que con eso puedo curarme y con esas sonrisas olvidar cosas muy tristes y que me han marcado - suspira profundo, ya que en cierto modo, con su trabajo llena ese vacio de su familia, ese vacio que simplemente a cada instante le hiere

Por increíble que pareciera las palabras de Gabriel le había provocado paz y tranquilidad, algo que hace mucho tiempo no sentía, ya que o esta de mal humor, tiene un ataque de histeria por que las cosas no le salen bien, esta feliz por que simplemente las moscas decidieron volar por otro lado e incluso se despierta triste recordando a su familia, todo ello no suele mantenerla tranquila, pero sus palabras logran que el corazón de Yaiza se sienta un poco relajado e incluso liberado de ese tormento que día a día siente.

-No es cierto, no parecen un anciano, solamente eres un chico con una filosofía de vida interesante, la verdad yo desearía tenerla, pero no puedo, a muchos nos ha tocado pasar por cosas muy difíciles y a otros no, pero bueno, así es la vida y como dicen por ahí “lo que no te mata…fuerza te da”, bueno, eso solía decirme mi padre- sonríe con un poco de amargura en la sonrisa, puesto que de tener con ella a sus padres y hermano las cosas e incluso su vida sería diferente.

-pero bueno, yo hablo demasiado ¿aque te dedicas?, ¿estudias, trabajas?, no se dime, ya que bueno yo hablo y hablo y no más no me callo- sonie y pregunta, ya que en efecto, la gran mayoría del breve tiempo que llevan “platicando” la rubia es la que esta hablando y el ojiverde solamente escucha

Escucha sus palabras, expresando que es estudiante universitatrio algo que le provoca bastante interés ya que dadas las circunstancias ella no pudo continuar con una carrera, teniendo que enfocarse en algo mucho más sencillo y practico, siendo Planificadora de Eventos el que más le atrajo y el que más le lleno ese vacio de verse prácticamente sola. Sonríe y lo observa con bastante interés ya que al saber que pronto será medico e incluso puede llegar a ser cirujano, implicaría que salvaría muchas vidas.

- Vaya Medicina es una carrera muy interesante además de larga, además implica ser muy constante, dotada de una responsabilidad enorme ya que en tus manos estará salvar la vida de un hombre o mujer más adelante… yo solo me quede con el Bachillerato, estudie un curso sumamente intensivo y muy completo de logística y heme aquí, planificando eventos, organizando bodas, XV años, bautizos, graduaciones, conferencias y todo aquello para lo cual me contraten

Bromea un poco haciendo mención de su oficio para luego, observar su reloj, el tiempo ha volado de una manera impresionante, algo que significa que todo lo que le hace falta lo tendrá que hacer mañana, pero dado que el ojiverde le agrada, prefiere quedarse un rato más, por lo que una idea comienza a cruzar por su mente.

-Te invito a un café, aquí en el centro comercial hay uno buenísimo y dada la hora, ya no puedo hacer nada para encontrar más cosas en color melocotón, ¿Qué dices… aceptas?- pregunta curiosa esperando que acepte su invitación ya que es lo menos que le debe después de todo lo que ha hecho por ella

Al ver que aceptaba su propuesta, le corresponde con una amplia sonrisa en los labios, para luego intentar coger sus bolsas, pero ante su amabilidad le entrega la bolsa de los manteles que es justamente la más pesada para ella coger las menos pesadas. Una vez listos comienza a caminar despacio, debido a que lo que menos quiere son presiones y mucho menos estresarse antes de que comience el trabajo.

-Creeme, si me dirán a escoger, de verdad hubiera estudiado Medicina, es lo mínimo que le debo a la vida, después de que mi me la salvaron hace muchos años

Tras su paso puede observar los aparadores repletos de ropa de moda, mismos que son abarrotados por las chicas que siempre están al pendiente de esta, hay otros vacios e incluso hay unos que simplemente han decidido cerrar ya que ni las moscas se pasan por ese lugar.

- Normalmente ¿Qué es lo que haces en un día cotidiano, a pesar de salvar a chicas en apuros con manteles en color melocotón?

Bromea ante como ha intervenido para salvarla, ya que después de lo que ha hecho por ella, se ha de merecer una medalla al mejor samaritano, ya que no cualquiera pierde su tiempo en ayudarla a recoger sus cosas, aunque hay sus excepciones, pero aun así no todos se quedan con ella a escorar todo y luego quedarse a charlar a no ser que quieran algo más a cambio, algo que siempre sucederá con Yaiza y eso es… una nariz rota.

Escucha el relato de su día, algo que suele ser extremadamente normal en la vida de un estudiante, normal y aceptable ya que normalmente eso es lo que los estudiantes suelen hacer, o en su caso cuando ella era estudiante, solía volarse todas las clases aunque nunca se explico, como le hacia para nunca reprobar sus materias, sin embargo una pequeña culpa se apodera de ella, puesto que al haber acudido a su auxilio y quedarse con ella le negó la oportunidad de encontrar un empleo, por lo que lo observa un poco avergonzada.

- hay Gabriel, si por ayudarme perdiste una entrevista de trabajo, de vardad discúlpame- lo mira bastante apenada ya que al haberla auxiliado pudo haber perdido una oportunidad –de verdad perdón… pero eso se puede solucionar- le sonríe y responde- si desean en la oficina donde esta la coordinación de evento donde trabajo, puedo buscarte algo en una oficina, sin que tengas que coordinar nada y hacer este tipo de cosas que hago, aclararía que sería medio tiempo y es por cuestiones educativas, claro si quieres no te sientas comprometido- le sonríe nuevamente y responde a su pregunta que es justamente la que ella había preguntado antes.

-Y respondiendo a tu pregunta, pues aparte de recorrer las ciudad ayudando a encontrar los detalles perfectos para los eventos y mi estadía en la oficina, normalmente suelo estar en casa con mi prima, aveces salimos a comer, claro cuando ella no esta ocupada y yo tampoco e incluso vamos al Teatro, al cine o donde el viento nos lleve- responde a su pregunta recordando esos momento con Thais que sin duda son muy buenos, a pesar de discutir casi todo el tiempo por la diversidad de carácter de las dos

Suspira aliviada, puesto que el estar con ella, pudo haber sido la causa de haber perdido alguna entrevista o algo importante, siente cierto alivio, ya que él se ha portado como todo un ángel con ella y pues odiaría haber sido tan egoísta por haberlo retenido a su lado e impedir que tenga una oportunidad de empleo. Nuevamente sonríe y parpadea con rapidez, puesto que la idea le ha sorprendido bastante-En lo absoluto, es lo minimo que te debo, de verdad- le sonríe y continua escuchando sus palabras asintiendo a cada una de estas respecto de sus comentarios.

-si el cine es un lugar donde puedes viajar, soñar e incluso asombrarte con cada una de las obras que se presentan, es increíble como pueden crear mundos fantásticos y seres impresionantes- suspira largamente, casi volando por un instante en esos mundos fantásticos que se crean en el séptimo arte. Sin embargo Gabriel se detiene en una cafetería, y le pregunta, Yaiza la observa y puede ver que es una cafetería bastante buena, por lo que asiente y responde – Claro, entremos- responde con una amplia sonrisa para luego entrar al establecimiento, busca una mesa que este cerca de un área abierta y asienta primero sus cosas en la silla, para luego tomar asiento… al dejar caer su cuerpo en la silla, abre su bolso y saca una cajetilla de cigarros –Espero no te moleste- pregunta sobre el cigarro y enciende uno –se que es un mal vicio pero, bueno, ni hablar- le habla mientras enciende un cigarro, para luego ver al mesero que les ha dejado la carta para ordenar-Hay gracias- le sonríe al mesero con una amplia sonrisa, para luego observar la carta y decidir que ordenar.

La rubia se sonroja ante el comentario de Gabriel, sabe que es un mal vicio, sabe que es dañino para su cuerpo e incluso tiene muy pendiente de que puede ser mortal para ella en un futuro, pero como todo ser humano que sabe que las cosas están mal, lo hace sin siquiera medir las consecuencias “Si espero poder dejarlo algún día, pero no puedo”, piensa para si misma, suspirando tratando de no aparentar ser una loca que gesticula sola ante sus propias voces interiores. Observa y observa la carta y decide por lo que ordenará. Justamente en ese momento el mesero se acerca y la ojiclara simplemente observa con cierta sorpresa, para luego ordenar.

-Hola me vas a traer un corretto, por favor, y Gabriel ¿tú que vas a ordenar?- ordena y pregunta con gracia; da una calada a su cigarrillo y deja escapar el humo en sentido contrario a su compañero para que no le moleste el halo que este despide, más sin embargo mantiene la vista en las ondas que se van formando con el humo, denotando una diversidad de formas que la distraen por un instante, casi pierde la nocion de lo que esta observando para luego, sonreírle a Gabriel, ya que seguramente aparenta ser una chica sumamente distraída o loca-Hay perdón… me distraje- le sonríe y no puede evitar dejar escapar una ligera carcajada, ya que su acto pudo haberse observado muy gracioso

Sonríe nuevamente, aunque no puede evitar observarlo de una manera diferente, puesto que esa mirada es la misma que ya había visto antes, no justamente en él, si no en el pasado, algo sumamente extraño puesto que hace tanto tiempo que nadie la mirada de esa manera que comienza a sentir un pequeño escalofrío en el cuerpo, mismo que se va transformando poco a poco en un sentir radicalmente diferente, suspira y se mantiene callada, deja caer la colilla en el pequeño cenicero, sonriendo por lo bajo.

-sabes, justamente así solía mirarme mi padre cuando niña, decía que tenía el don de distraerme con el simple aleteo de una mariposa- levanta la mirada para perderse en la verdosa de Gabriel, le sonríe ligeramente, puesto que en cierto modo esos recuerdos de su familia y de su padre solo los mantiene guardados en sus pensamientos y en aquellos sueños hermosos que se transforman en horribles pesadillas que noche a noche le van aterrando, teniendo miedo incluso a dormir –aunque bueno, en cierto modo ahora es bastante difícil distraerme, por más que quiero creo que yo misma me impido esa posibilidad- menciona denotando en su rostro un poco de melancolía y tristeza, aunque la intenta disimular con una sonrisa un poco fingida.

-Y ¿tienes hermanos, familia o algo parecido?,¿ novia, esposa, amante?, no se, platícame algo- pregunta un poco graciosa, tratando de despejar su mente, preguntando "al aire", aunque con un deseo errante de que responda a un no, con respecto al ramo sentimental, cosa que no entiende pero eso es lo que siente

Las palabra de Gabriel causaban un efecto tranquilizador en la rubia, por alguna extraña razón lograban calmarla e incluso provocaban una sensación diferente en ella, ya que extrañamente esa dureza y frialdad que suele despedir por los poros a su lado simplemente se va extinguiendo poco a poco, logran apaciguar ese instinto agresivo que desde pequeña prevalece. Sin embargo, asiente y sonríe por lo bajo al escucharlo sobre las distracciones que puede tener, se le ocurren muchas en ese momento “Te falto sexo salvaje amigo mio… me callo… no me calles… porque diablos peleo conmigo misma... ya… se acabo”, parpadea rápidamente ante esa lucha interna en su cabeza, sonríe ligeramente tratando de callar sus voces internas. Una vez que han cesado, busca las palabras adecuadas antes de decir una completa incoherencia y ser tachada de “MUJER DESESPERADA BUSCA HOMBRE QUE LE HA ‘EL FAVOR’ ”.

-Yo estén… me distraigo… durmiendo, supongo… aunque duermo poco, pero creo que en eso me distraigo- menciona realizando pequeñas pausas en sus palabras. Sonríe nuevamente hasta que el mesero llega con su orden, Yaiza le sonríe al camarero quien deja los cafés y se marcha, para luego sonreír como niña pequeña ante la palabra perro, puesto que hace mucho tiempo que no tiene un en casa, ya que la señora Morgan detesta que en los departamentos hayan animales.

-de verdad… los perros son hermosos, y ahora que recuerdo mi último perro según mi prima se escapo de la casa…. Y pensándolo bien creo que me mintió- sonríe graciosa, puesto que en efecto “botas” simplemente se fue y nunca volvió. Pero luego analiza bien la respuesta de Gabriel, sintiendo alivio enorme, seguido de la agitación de su corazón al máximo, podía escuchar como este late con fuerza como si se trataran de tambores en su pecho “Yaiza que rayos te pasa… calmate”, se dice así misma tratando de controlarse y no decir incoherencias o estupideces, mismas que pueden ser perjudiciales.