Just another Day ~ Libre.

por Invitado Jue Ago 18, 2011 10:00 pm

Suspiré agotada mientras apoyaba mi frente en una de las puertas del lado contrario del metro. Serían tan solo las siete de la tarde, y esto ya iba más que lleno. Era como cuando ibas a un concierto y tenías que levantar la cabeza para poder respirar como corresponde, pero en este caso ni así podía encontrar un poco de oxigeno limpio para mis pulmones. Me comenzaba a desesperar. Sin embargo lo que más deseaba, incluso más que poder respirar como se debe , era poder llegar a casa para estar con mamá. Con el tiempo sólo empeoraba, y yo ya no sabía muy bien que hacer. Por las noches madre lloraba y llamaba a mi papá, le decía que quería unirse a él que no soportaba estar sin él. Que el tiempo pasaba muy lento sin él. Todo esto me rompía el corazón, y me lastimaba más que cualquier cosa. Ver a tu madre, a quien durante tanto tiempo fue tu pilar , derrumbarse era lo peor que una persona puede ver. Es como ver que poco a poco va muriendo. Suspiré y moví mi cara, buscando un poco de frío en aquella ventana. Jhonny estaba sin gasolina esta semana, por lo que tuve que usar el transporte público; por muy poco que me gustara, no siempre podría ser dueña de la calle con mi pequeño Jhonny.

De pronto el tren paró abruptamente, y yo caí sobre alguien. Murmuré unas disculpas y me levanté, tomando mi bolso que había caido al suelo con el movimiento. Miré a todos lados, y todos parecían desconcertados.

Señores pasajeros, lo lamentamos. Ha ocurrido un problema con la electricidad del subterráneo, y nos hemos quedado varados. Les pido tranquilidad y paciencia. Muchas gracias

Bufé molesta, el calor me ponía así. Comencé a abanicarme con la mano, esperando que pronto volviera la electricidad. Necesitaba llegar a ver a mamá.

por Invitado Vie Ago 26, 2011 8:36 pm

Así era cuando te desaparecías por semanas; después tenías que quedar con amigos que vivían al otro lado de la ciudad para propiciar reencuentros que en realidad solo era una excusa para tomar un respiro –y algo más- entre semana. Eran conocidos de la universidad, con quienes me había tocado compartir habitación o divertido en alguna fiesta de esas que terminan con todos bebidos menos el conductor de turno. No tenía automóvil, no me había planteado aún la necesidad de comprarme uno… nuevo. El último, que también fue el primero, terminó completamente abollado cuando cursaba los finales en la universidad. Nunca había visto una transición tal del rostro más pálido a las mejillas más escarlatas como vi esa noche en Thomas Westerfeld. Como también me dedicaba a viajar, no quería gastar miles en algo que se mantendría guardado por semanas dentro de la cochera.

Por lo que ahí estaba, entre trabajadores cansados que regresaban a casas y estudiante con las caras igual de largas. Y yo, con las llaves de mi piso tintineando en el bolsillo de mi saco al ritmo de la alegría de tener por delante una noche de juerga. Tenía el brazo levantado al sujetarme de uno de los pasamanos para los desafortunados que no habíamos cogido un asiento a tiempo. Me afirmé con más fuerza cuando el tren se detuvo amenazando con hacernos caer a varios, como sucedió con la chica pelirroja que se encontraba delante de mí.

-No hay de que- murmuré por lo bajo.

Se había inclinado a recoger su caído bolso y la observé hasta que una voz por los altavoces anunció una falla en el sistema. Genial, bonita manera de comenzar con mis divertidos planes de la noche. Me agaché para tomar con una mano un llavero que la chica había pasado de largo, y fijándome en ella, se lo tendí:

-Creo que es tuyo- sonreí; si tenía que pasar un largo rato varado bajo tierra, que no fuera aburriéndome.-Ahora entiendo por qué dicen que los trenes son protagonistas de grandes historias. ¿Lo imaginas?

por Invitado Dom Ago 28, 2011 2:37 am

Escuché una voz masculina que me hablaba, me giré y miré el objeto sobre su mano. Era mi infantil llavero de Cenicienta, regaló de mi muy poco cuerda madre cuando pensó que era mi sexto cumpleaños y no en realidad mi número diecinueve. Me sonrojé suavemente, ya que era mi más oculto secreto; eso y mi naturaleza sin embargo esta última no era razón de vergüenza.

"Gracias"" Murmuré tomándolo rápidamente y guardándolo en el bolso de cuero que alguna vez perteneció a mi padre. Ese que mi madre con tanto cariño y esfuerzo le había regalado para el último cumpleaños que pasó con vida. Aún podía recordar su rostro feliz por la mañana cuando le despertamos con esa típica canción y con regalos. Acaricié con cariño el cuero y me volví a ver a la persona que me había entregado mi llavero. Le sonreí amablemente y reprimí una risa al escuchar sus palabras.

Claro, los trenes y sus accidentes eran grandes ideas clichés para juntar a los personajes principales de la novela rosa o la película americana.

"Claro, y nosotros estaremos casados por la mañana" Dije sarcásticamente aunque con una risa dejandole ver que no estaba siendo desagradable, sino que estaba mostrando mi lado dócil. Ese que intenta no preocuparse de las intenciones del otro y que no quiere alejar a las personas. Simplemente sería la Aurore sin preocupaciones.

por Invitado Mar Ago 30, 2011 12:34 am

Podía ver sus labios moviéndose para contestar mi creativo comentario, pero observaba su imagen a grandes rasgos. Su cabello era un tono escarlata como el de mi hermana menor, de esos que pedían a gritos que te fijaras en la chica que lo llevaba. Siempre consideré que las pelirrojas eran mujeres con personalidad; siendo tan llamativas debían aprender a sobrellevar eso con actitud. Aun así, no todas eran como Josie, lo sabía. Las había de esas que si no fuera por el fuego de su cabellera, se hubiesen perdido entre el gentío, con timidez.

- Si consigo que la catedral nos abra sus puertas a la medianoche, cuando seguro este tren nos deje libres, puedes darlo por hecho.- burlé su sarcasmo, con esa chispa de diversión en mi mirada; con una amplia sonrisa que me había contagiado su risa, me sentí alentado a seguir:- Y dentro de diez años le diré a nuestros hijos, “¿Quieren saber cómo conocí a su madre?”. Todo comenzó con un tren varado, después de devolverle su Cenicienta como si fuera el zapatito de cristal, comencé a platicarle y ella pensó que no podía haber en el mundo un hombre más insoportable. Pero después de dos horas sin que el tren avanzara, se dio cuenta que era un parlanchín pero soportable…- improvisé ese cuento, mientras con una mano me sujetaba del pasamanos contrario para quedar frente a ella.

por Invitado Mar Ago 30, 2011 4:22 pm

Solté una carcajada ante sus palabras, ganándome una mirada molesta por parte de los demás pasajeros del tren. El chico era divertido, y tal vez el tren varado no sería tan malo después de todo. Al menos podría ignorar la realidad que me esperaba en casa.

"¿Y seremos felices por siempre?" pregunté infantilmente mientras pestañeaba repetidamente.Me sentía como una caricatura de Disney. "Los sacerdotes son capaces de casar a quien sea con tal de seguir con la idea de la familia y no vivir en pecado, ya sabes." dije moviendo mi mano derecha como signo de indiferencia. Tan sólo llevábamos unas palabras pero ya lo estaba pasando genial. Me sostuve del mismo pasamanos que él - aunque no era realmente necesario - y me apoyé en la puerta que se encontraba a mis espaldas. Lo único que iluminaba el tren eran las luces dentro del vagón ya que afuera estaba todo oscuro; frente a nosotros había un tren que iba en dirección contraria, que también estaba varado sin embargo estaba casi vacío. Sólo quedaban un par de chicos dentro y se notaba que lo estaban pasando bien. Me sonrojé y rápidamente miré hacia otro lado; jamás había sido una persona que le gustara mostrar afecto en público; y tampoco me gustaba ver el afecto entre dos amantes en la calle; tan sólo me recordaba aquello que no tenía y que por mi desconfianza tal vez jamás podría tener. Suspiré y salí de mis pensamientos. Decidí presentarme, de esa forma no seríamos tan desconocidos. "Soy Aurore"

por Invitado Miér Ago 31, 2011 6:08 am

Es increíble como uno puede abrir la boca para decir tantas cosas sin sentido, y que otra persona con solo cinco palabras te dibuje una sonrisa ancha en el rostro. Esa chica se merecía un premio por su simpatía, cualquiera diría que estaba molestando y me haría volar de ahí. Alrededor de nuestra charla, los otros pasajeros estaban concentrados en sus solitarios pensamientos, algunos nos miraban de reojo pero ¡ey! no estábamos haciendo nada.

- Bueno, “por siempre” es mucho tiempo, pero podríamos hacer un intento.- concedí, deteniéndome a pensar en sus próximas palabras que me sonaron algo serias, como un cable a tierra. Yo solo levanté una ceja, divertido:- El pecado… no lo había tenido en cuenta, también podríamos considerarlo, algunos dicen que es interesante…

Seguí su mirada hacía donde una pareja se demostraba mutuo afecto, me fijé en su sonrojo y luego desvié la mía hacía otro lado. La juventud de estos tiempos; uno le habla de casamiento y felices por siempre a una mujer, y luego ves como los jóvenes disfrutan la felicidad del momento. Que cosa, me reí por dentro. Vaya suerte la de ellos.

- Un gusto, Aurore.- le tendí mi mano para estrechársela, haciendo el saludo formal- Soy Ethan.- ladeé la cabeza, observándola frente a mí.-¿Vienes seguido a este tren?- pregunté, como si fuera un encuentro en un bar y no en un tren varado.

por Invitado Vie Sep 02, 2011 1:08 am

Intenté ignorar el hecho que el muchacho, que luego se identificaría como Ethan , me hubiera visto en aquella actitud. Me avergonzaba las muestras de afecto en público, pero secretamente las deseaba. Nunca había tenido una relación amorosa con alguien, jamás había besado a alguien, y podía contar con los dedos de mis manos los chicos que alguna vez se habían interesado en mí. Nadie quería a una chica con una madre alcohólica. Aunque yo también tenía la culpa, no dejaba que muchas personas se acercaran a mí por miedo al rechazo una vez que yo le contara mi más profundo secreto. Mi naturaleza, y la de mi padre.

Suspire, y sin embargo mis pensamientos se alejaron rápidamente al escuchar su pregunta.

"Sí, es la única forma de llegar a mi casa luego del trabajo."murmuré mirándolo, y sin quererlo volví a mirar a la pareja de chicos. "Me pregunto si lo que ellos sentirán es amor, o solo calentura" Dije sin proponerlo. Simplemente salió y yo sonreí avergonzada. "Lo siento, no tiendo a pensar a lo que digo" dije disculpándome, no quería quedar como una grosera frente al chico que recién había conocido.

por Invitado Vie Sep 02, 2011 5:05 am

Estaba por seguir con una que otra pregunta interesada, cuando su comentario sobre la pareja de jóvenes de los que casi me había olvidado, me descolocó. Me quedé mudo, bueno no, más bien no sabía que decir al respecto. Al ver a los adolescentes no me había detenido en nada que no fuera simplemente eso, solo estaban juntos.

- Hey, no tienes de que avergonzarte - la tranquilicé por su espontaneidad, me gustaba que en mi compañía las personas se sintieran libres de hacer y decir lo que realmente les gustaría. Nada de fachadas, apariencias, limitaciones propias. Ser tal cual fueran. Abandoné mi rol de charlatán para responderle adoptando algo seriedad:- Existe un 99% de posibilidades de que un joven se involucre en relaciones acondicionado en la atracción física,… el otro 1% somos chicos como yo que buscamos mujeres iguales a nuestras madres- me reí perdiendo toda la seriedad adquirida, pero después me recompuse:- Bien, sin hacerme el payaso, creo que… eso- señalé a los dos chicos del otro vagón- es calentura. Lo que no quiere decir que no hay una pizca de amor en medio,… hmm… retiro lo dicho, nada puede caber en el medio de esos dos…- aparté mi mirada para fijarla otra vez en Aurore, sonriendo- Puede que esté en sus corazones.- guiñé los ojos.

Me quedé mirándola, pensando con esa sonrisa tonta en mi cara. Tenía algo que decirle, su frase al vuelo había hecho mella en mí. Sentía la necesidad de explicarle muchas cosas. De mostrarle, enseñarle, contarle. Mi hermana solía decir que las relaciones adolescentes le resultaban frívolas y superficiales, ¿cómo puedes pensar en amor eterno con tanta pasión cuando relaciones entre ellos tenían una fecha de vencimiento? Ningún adolescente, a esa edad, apuesta por algo eterno. Ella había visto muchas separaciones con llanto y mocos, terminó por contagiarme.

- Nunca le pido casamiento a las chicas que encuentro por primera y quizás única vez en un tren varado, no me enamoro a la primera. Suelo hacer invitaciones a ciertas mujeres a la primera, eso sí, y no es amor, como dices es solo calentura.- me sinceré- El amor y la pasión son dos esquinas de la misma vereda. Cuando era chico no creía en el amor eterno, sabes, ninguna novia era mí más que algo pasajero, cuando eres joven…- miré otra vez a la pareja- “por siempre” es mucho tiempo.- repetí. - El amor es eso, un GRAN, GRAN POR SIEMPRE,- extendí mis brazos poniendo los ojos en blanco, olvidándome de que el tren podría funcionar en cualquier momento.

por Invitado Lun Sep 05, 2011 5:25 pm

Sonreí a medias cuando el hizo esas bromas; no era por ser pesada ni nada por el estilo, es sólo que ver a esos chicos me hacía pensar en todas las cosas que me había perdido durante mi adolescencia por cuidar de mi madre. Jamás había tenido un novio, ni un beso siquiera. Y todo aquel que se sintió atraído hacia mí, se fue cuando se enteró sobre la condición de mi madre. Suspiré, maldije a la vida por hacerme esto y simplemente decidí olvidarlo. "No sabría decirte, jamás he tenido un novio o me han besado, jamás me he enamorado ni me he fijado en algún chico. Nunca tuve tiempo para hacerlo" le confesé avergonzada. Era una inexperta en esas materias. "¿Cómo sabes si quieres a esa persona?¿Cómo sabes si no es un juego o una apuesta?" le pregunté con voz dolida. Desde pequeña había llamado la atención debido a mi personalidad y a mi físico; y había vivido muchas veces que los chicos se acercaban a mí por el enigma que representaba esa muchacha callada y retraída que se sentaba sola en la cafetería."Aunque lo creas rídiculo o infantil, yo espero a esa persona que con una sola mirada derrumbe mis temores. Sé que no es así, es una forma de decirlo. Espero a esa persona que me saqué de la mierda" murmuré lo último para mí, y sonreí apenada. Con soñar no perdía nada.

por Invitado Mar Sep 06, 2011 3:43 am

No sé en qué momento decidí entrar en el terreno de lo íntimo con una chica que acababa de conocer en un tren varado. Puede que se debiera a la poca luz en los túneles subterráneos, a esa atmosfera que invitaba a acercarte a la persona que tenías más cerca sin importar el grado de confianza y animarte a confesar lo que bajo la luz del sol acostumbras callar. Me tomé sus palabras en serio, no se veía que fuera bromista como yo, más bien todo lo contrario…

- Enamorarse no es cuestión de tiempo. No puedes darle un sitio en tu agenda, Aurore, simplemente ocurre.- dije en un tono bajo, adentrándome en la peligrosa sinceridad. Desprendiéndome de la máscara de arlequín. En vez de preguntas incrédulas de ¿Cómo? Y ¿por qué?, agregué:- Tal vez, todavía no ha sido el momento. No has encontrado a la persona…- sonreí pensando en que me encontraba repitiendo las palabras de mi hermana mayor, esas que yo escuchaba con un oído fingiendo no prestar atención. Pero es que me parecía que era lo que ella debía oír.

Me colgué del pasamano otra vez, y me acerqué a ella.
- Es cuestión de arriesgarse, si no arriesgas no ganas. Y lo sabrás, uno debe saber mentir muy bien para engañarse a sí mismo en cuanto al amor. Créeme, uno sabe cuándo lo es…- las palabras salían de mí como si siempre hubiesen estado guardadas dentro, a la espera de que alguien me hiciera las preguntas adecuadas. Como una caja de pandora. A la espera de que una chica de… ¿17? ¿18 años? Me preguntara esas cosas en las que nunca me había preguntado a mí mismo. Ella analizaba los sentimientos, yo solo me limitaba a sentirlos. Es que, sentía que ella confiaba en mí. A lo último, solo pude obsequiarle una sonrisa comprensiva pero para esa confesión, ya no tenía palabras. Ellas, había mujeres que soñaban con una gran historia de amor, posiblemente, todas, sin importar edad, clase social, raza, ideologías,…

- ¿Cuántos años tienes, Aurore?- le pregunté sonriente.

por Invitado Vie Sep 30, 2011 2:54 am

Escuché sus palabras con atención, no todos los días un extraño que conocías por las casualidades de la vida te daba una lección que tal vez jamás olvidaría. El amor no era algo que no puedo darle sitio en mi agenda; tenía razón. Pero deseaba un amor tan grande como el que mis padres se habían profesado. Mi padre - un ángel - en su diario escribió que con tan sólo ver la cabellera rojiza de mi madre había perdido todo sentido y que enseguida había dejado sus alas con tal de conquista a la chica de cabellos de fuego, como él la había apodado antes de conocer su verdadero nombre. Yo deseaba eso con todas mis ganas. Tal vez no un amor a primera visto,si no alguien que me ame y que me quiera más que cualquier otra persona. Tal y como lo hizo mi padre.

Pero nuevamente estaba soñando. El amor que había tenido mi padre hacia mi madre, solo ocurría una vez; y ya está. Yo me había quedado fuera, y simplemente había sido la consecuencia de ese amor tan grande.

"Tengo 19"[/color] le dije con una sonrisa a medias, entre avergonzada y aún un poco pensativa. [b]"Creo que tan sólo no quiero salir lastimada, y necesito un puerto seguro" le dije comentando sus palabras anteriores. No quería salir lastimada, la vida había sido lo suficientemente dolorosa como para ahora llorar por un chico. Me arriesgaría, si tan solo supiera que mi corazón no quedará destrozado en el camino a arriesgarme. Necesitaba garantías, pero nadie me diría que me amaría por siempre.

por Invitado Dom Oct 02, 2011 2:09 am

Tenía tan solo dos años más que mi hermana menor, lo que me hizo preguntarme si acaso Josie no tendría las mismas inseguridades que ella. Ciertamente, a mi nunca me las confiaría, se las contaría en cambio a Molly. Por lo que era muy posible que nunca más tendría esta conversación con cualquier otra muchacha. Y esa chica estaba siendo muy sincera como para que le saliera con tonterías, sentía el compromiso de hablarle lo más serio que podía para hacerle saber que respetaba esa confianza que me entregaba. No quería ser un bruto ni aprovecharme sus confesiones para ligármela, ella no se merecía ninguna de las dos cosas. Solo la tonta sabiduría de un tipo que está empezando a madurar, o que ese cree, o sea, yo.

- Te mostraré algo,- le dije, rebuscando en el bolsillo de mi pantalón, hasta encontrar con mis dedos una moneda. Se la entregué.- Mira, tiene dos caras. Pues, así es la vida, el amor y el dolor. No puedes escapar de ninguno de los dos, y aunque lo intentemos, no lo lograremos nunca. No puedes renunciar a uno, porque estarías negando lo otro. Y la vida se encarga de dar sus propias vueltas, para que vivas un poco de lo que cara conllevaba.- le regalé mi moraleja, y además, una moneda de veinticinco centavos.

En una sacudida igual de violenta que la anterior, el tren retomó su movimiento. Miré a Aurore y le sonreí, y en esos minutos que fueron un instante para mí, las luces comenzaron a inundar el interior del vagón como centellas, en un juego de sombras y brillos. Nos detuvimos en una estación, y leyendo el nombre la identifiqué como mi destino.
- Apuesto a que nos veremos otra vez.- me despedí de ella. Entre el hilo de gente que se dirigía a la puerta de salida, busqué espacio y bajé los escalones hasta pisar el concreto con mis pies. Me volví hacía la ventanilla del tren, viendo a Aurore, agité mi mano y luego guardándola en mi bolsillo así como la otra, subí las escaleras hacía la superficie londinense.

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