Finalizando un día de clases... [Libre]

Abrí los ojos cuando la manija del reloj despertador se detenía en el número 11. A tan solo cinco minutos de que sonara. Me levanté de la cama con un brinco, deshaciéndome de las sábanas que se enredaban en mis piernas. Mientras estiraba la larga camiseta que usaba como camisón para cubrir mis piernas, corrí por el pasillo hasta el baño. Así que cinco minutos después, cuando Derek aporreó la puerta yo estaba cepillándome los dientes.
- ¡Te la aguantas!- le grité con la pasta en la boca.

Largo rato después, vestida con un pantalón corto y una blusa con volados, bajé corriendo las escaleras hacía la cocina con mi bolso colgado de un hombro volando tras de mí. Mi desayuno me esperaba sobre un individual en la mesada, pero solo tomé una manzana para llevármela. Derek, como todo hombre tenía el maravilloso talento de estar listo en minutos, ya se estaba terminando su tazón de cereales. Me despedí de mamá doblándome por encima de la mesada para darle un beso en la mejilla. Mi hermano hizo a regañadientes lo propio y salimos.

Puede que ir al colegio con tu hermano sea algo tonto, pero bueno, era mi mellizo. Tras cinco cuadras de compartir lo terrible que serían las primeras horas de clase, llegamos a tiempo, mezclándonos entre la corriente de estudiantes que respondían al llamado del timbre. A Derek lo perdí al rato, pues generalmente, no compartimos banco. Esa costumbre la dejamos en el kínder, él se junta con los chicos, yo con las chicas.

Ni siquiera regresamos a casa juntos. Descendí los peldaños de la escalera de entrada con otros estudiantes bajando tras de mí a prisa. Yo sí que no tenía ninguna.