Caminante que camina,... [libre]

Circular en coche por la ciudad era comprarse un pasaje sin escalas al infierno; el aire se impregnaba del humo que despedían los automóviles, los bocinazos aturdían y siempre había uno que otro impaciente que se ponía a gritar en medio del embotellamiento. Lo lamentaba por el chofer del taxi en el que iba, pero acababa de darme cuenta que caminando podía llegar más rápido a casa. Era el atardecer de un viernes, había prometido pasar la tarde con mis sobrinas solo para aligerar la carga semanal de mi hermana, y claro, compensar el mes que estuve ausente haciendo safari en África, como Josie lo había dicho tan pintorescamente.

Entregué al chofer el dinero total del viaje, mascullando un “gracias” deseándolo en silencio la mejor de las suertes mientras bajaba de un salto para llegar hasta el cordón de la vereda. Coloqué mis manos en los bolsillos de mi pantalón, caminando cabizbajo por las aceras iluminadas por la luz tenue de los últimos rayos de sol y las farolas que empezaban a prenderse. Pase frente a la vidriera de algunos comercios sin detenerme en ellos, concentrado solo en la distancia que me separaba de mi piso. Estaba cansado luego de toda una tarde en compañía de las gemelas; era verano por lo que la temperatura comenzaba a disminuir y yo solo tenía puesta una camisa liviana. La brisa se enroscó alrededor de mis brazos provocándome una descarga de escalofrío. Las últimas luces de la tarde morían.

No era un día común, caminaba por las calles con aparente tranquilidad, observaba a cada humano sumergido en sus pensamientos sin imaginarse el ser que pasaba a su lado mientras yo imaginaba como sería el mejor fin que podría tener entre mis manos. Hacía un día primaveral, nada muy frío pero tampoco cálido, me paseaba con un abrigo liviano encima pasando mas bien desapercibida entre la multitud, aunque eso no era común tampoco, siempre me gustaba llamar la atención pero hoy me sentía malhumorada.

Mi mente ahora asesinaba a alguien particular, cierta personita que me había sacado de quicio, sin darme cuenta empezaba a caminar mas rápido dando fuertes taconazos en el suelo como imponiendome. " Malditos ángeles" susurré una vez mas cuando sin percatarme y sin poder evitarlo colisioné con un muchacho fuertemente al cual casi por instinto tomé del cuello con una fuerza descomunal aunque no lo suficiente para hacerle daño, pero para darle un buen susto, dí una mirada fiera como si de la persona en la que estaba pensando se tratara.

Mi mirada cambió radicalmente a una algo descolocada cuando observo al muchacho mejor y me apresuro a soltarlo tratando de volver en mi.

- Lo... lo siento. - solo digo algo extrañada por mi reacción, aunque realmente no era de extrañarse en mi, solía ser agresiva a veces pero no sin provocación como había sido en este caso, forzando una sonrisa sacudo la ropa del muchacho sin saber que decir exactamente.

- Me asustaste... - asustarme? .. que clase de respuesta había sido esa, no era la clase de persona que podías asustar fácilmente, el es el que debiera estar mas asustado al recibir una agresión sin provocación alguna. Sonreí bajando la mirada ante lo irónico de mis palabras.

- Disculpame, tenía la mente en otro lado. - "asesinando salvajemente a alguien "

El choque con una transeúnte que venía en dirección contraria me hizo tropezar, me disponía a susurrar una disculpa para seguir mi camino cuando la sentí coger mi garganta con sus manos siendo receptor de una de esas miradas que bien se llamaban asesinas. El aire escapó de mis pulmones, sintiendo un escalofrío que estremeció hasta mi columna vertebral. Vi el momento exacto en que los pensamientos de la mujer se reordenaron y su rostro recuperó algo que podía definirse como calma.

- Tranquila, no… no pasó nada - contesté en un tartamudeo, alejándome unos centímetros de esas manos que ahora se habían vuelto tan amables. Sacudí las solapas de mi saco para espabilarme.

La estudié pasada la primera impresión, notando sus rasgos y la silueta cubierta por un abrigo liviano. Sonreí para hacer desaparecer la tensión vivida un segundo antes. Era muy guapa, lo que hacía bastante coherente que estuviera asustada al transitar las calles del centro al comienzo de la noche. Pero había algo en sus ojos oscuros, no debía preocuparme por ella si era capaz de esas miradas.

- No tienes que disculparte, en serio, no es la primera vez que me confunden con un asesino serial. Además, solo fueron dos o tres muertes.- bromeé, guiñándole un ojo. Después abarqué las calles que se sumergían en la oscuridad con una mirada, para centrarla en ella otra vez:- No hablaba en serio, soy un buen chico. Pero debes andar con cuidado, dudo que todos los que te cruces sean así…- guardé mis manos en los bolsillos de mis vaqueros, alzándome de hombros.

Mi gesto se extraño al ver su reacción, había sido una reacción bastante buena en contraste con la mía que casi le parte en cuello, ni siquiera sabía porque me ponía tan irritable el tema, o si, bueno no viene al caso realmente, dí un sonrisa leve al chico que parecía amable, una amabilidad simple., nada fuera de lo normal, muy común para un humano. Sonreí con lo de asesino serial, bueno no lo conocía ni sabía como era pero lo de ser asesino era algo que estaba muy lejos de asustarme, almas como aquellas solo alimentaban el infierno.

- Pues si eres un asesino serial seria interesante tener una charla contigo a ver quien termina muerto. - digo sonriendo con un ligero toque interesante en la voz. Luego escucho lo siguiente que hace que frunza el ceño y ría divertida como si hubiese dicho lo mas gracioso.

- ¿De verdad crees que necesito cuidad0? - río una vez mas y cuando comienzo a tranquilizarme me acerco al chico como si le fuera a confesar un secreto.

- Créeme que los que se tiene que cuidar son los que se topan en mi camino. - susurró con voz cómplice con mas seriedad.

Sorprendido por el brusco cambio efectuado en la chica que se había disculpado diciéndose asustada, y ahora, se insinuaba como una… bueno, para nada asustadiza. Recordé su mirada y supe que era verdad. Era del tipo que caminaba por la calle haciendo que todos se abrieran a su paso, simples mortales temiendo por sus vidas. La sonrisa se amplió en mis labios, riendo por lo que preferí suponer una broma.

- Muerto, ¿en qué sentido?- eché a caminar con pasos lentos, con una invitación silenciosa. Claro, iba en la dirección en la que ella se dirigía:- Ah, comprendo. Eso significaría que… ¿tengo que cuidarme?- levanté mis cejas, fingiendo alarma.

Todo en ella hacía que una alarma se prendiera en mi mente y pitara estridente, pero la ignoré.
- Por cierto, no me has dicho tu nombre.- dije como de pasada.

Seguí mi camino dando pasos mas tranquilos después de la vuelta a la realidad que me había hecho aquel muchacho cruzandose en mi camino, llevé las manos a los bolsillos escuchando sus palabras con una sonrisa.

- ¿De cuantas formas puede matar un asesino serial?. - simplemente respondo a su pregunta con otra pregunta, realmente no había entendido a que se refería con el sentido de la muerte, para mi la muerte solo tenía un sentido, mandar un alma al infierno, nada más. Dibujo una sonrisa leve en los labios al oír lo siguiente, tenía algo de atrayente aquella ingenuidad mortal, algunos creen que no tiene nada que temer ignorando todo aquello a su alrededor que los hace vulnerables.

- Bueno, cielo. Así es. Debes cuidarte no sabes que cosas pueden pasar cuando menos te lo esperes. - mi voz no sonaba con fin de advertencia, mas bien de tranquilidad como si hablara del clima. No tenía intenciones de sonar dura ni de pretender darle importancia.

- Bueno, me dicen de muchas formas. Pero puedes llamarme Sheeba. - comento dándole una mirada al muchacho, ya se había tornado espcial este encuentro y comenzabamos a entablar una conversación.

- Algo me dice que no querrás que entre en detalles sangrientos sobre las mil maneras de mandar a alguien a la otra vida.- puse los ojos en blanco al decirlo. Añadí como para aclarar ese tema filoso:- Si quieres una competencia de asesinatos, paso, en realidad nunca me dediqué a ese rubro porque tengo el estómago débil.- sonreí con pereza- Prefiero otros más placenteros.

Comenzamos a seguir por la vereda eludiendo a los otros caminantes que avanzaban a un ritmo más frenético, o como yo, haciendo de cada paso un paréntesis en el tiempo.

- Las mejores cosas son las que uno no se lo espera.- contesté mirándola,- Y si uno está a la defensiva en todo momento, se pierde la satisfacción que proporciona la sorpresa. Sea para bien o para mal, no me arrepiento de disfrutar de una.

Esa era la esencia de la aventura. Lo impredecible, los sobresaltos, lo extraño. Como esa tarde, cuando un camino pasaba de ser una simple trayectoria de regreso a casa para cambiar a ser una ruta desconocida. No sabía que podía esperarme con Sheeba. Con la oscuridad cayendo como un manto, casi podía ver la boca de una cueva a la cuál entraba lentamente.

- Yo soy Ethan- me presenté, como respuesta automática.-Así que Sheeba.- repetí, grabándomelo en la mente.- ¿De Bathsheba?- la volví a observar con un brillo en mis ojos avellanas,- ¿No serás una turista rusa perdida en Londres, o si? Podría hacerte de guía…- ladeé mi sonrisa.

Aún caminando con los pies practicamente llevados por la inercia busco en mis bolsillos la cajetilla de cigarrillos, se me antojaba uno urgente, seguidamente busco en bolso sin encontrar nada, los había perdido, porque siempre hacía eso. Resoplé frunciendo en ceño.

- Muerte hay una sola, las maneras da igual lo importante es el fin. - contesto sin darle mayor importancia al asunto y asintiendo al escuchar sus próximas respuestas, sonriendo levemente con sus comentarios, al menos sonaba como un chico que no se iba con superficialidades algo mas intelectual de lo que estaba acostumbrada y es que normalmente los hombres se acercaban por una razón y no era precisamente para conversar, será por eso que continuaba conversando con aquel chico y no lo había despachado con alguna pesadez.

Me llamó la atención su comentario sobre ser rusa, no sabía como contestar, simplemente una mujer como yo no pertenecía a ningún lugar, mi lugar de nacimiento era el infierno pero no pretendía decirle eso.

- Bueno vivo aquí desde hace mucho. Puede decirse que soy descendiente de rusos, sí. - después de todo no mentía, mi nombre me ataba a esas tierras aunque en verdad no perteneciera a ellas.

- Agradezco tu amabilidad pero conozco demasiado bien estas calles, cariño. -contesto sin animos de ser grosera.

- ¿Y tu te dedicas a guiar turistas?

No hice ningún otro comentario respecto a lo de la muerte, personalmente, era uno de mis temas de conversación tabú. No formaba parte de mi repertorio, y por cierto que no lo usaría como eje en una charla con una mujer que recién estaba conociendo. Uno hablaba de esas cosas cuando estaba depresivo o borracho, yo no me sentía decaído y el porcentaje de alcohol en mi sangre era el mínimo ese día.

Por lo que seguí con algo más superficial, adentrándome en un terreno conocido sobre preguntas y respuestas propias de dos personas extrañas que se habían encontrado en un punto en común. Preguntas sobre nombres, profesiones, estado civil, cantidad de hijos… Y la infaltable, pizca de humor.

- No, solo en casos especiales. Ya sabes, como excusa para pasar un rato con una chica a la que acabo de conocer.- contesté, después me quedé mirando al frente al proseguí:- Me dedico a algo no tan atractivo como guiar turistas rusas, pero me gusta bastante, soy un buscador de cosas pérdidas.- sabiendo que mi principal defecto era mi arrogancia, me contuve de no sonar muy fanfarrón.

Y mi oficio era mi mayor orgullo, lo amaba. Era fácil caer en alardes, en presumir logros y hasta los fracasos. Más de una vez me lo habían echado en cara, por eso me moderaba. Lo que demostraba que no era tan arrogante, de lo contrario, me importaría un bledo lo que pensaran los demás.

- No quiero sonar acosador, ¿pero adonde ibas?- di un cambio brusco de tema, recayendo en la cuenta que podría estar distrayéndola o demorándola.

Río con su comentario, al parecer no era guía turístico pero sonaba como algo demasiado común como para un mortal como él. Aún así no quiso decirme directamente que hacía, solo me dio una pista... Ahora a que se refería con un buscador de cosas perdidas? Medité dentro de las posibilidades unos segundos sin tener algo claro.

- ¿Un buscador de cosas perdidas?... Eres un... detective? - reí dándole una mirada de reojo al Ethan, mientras mi mente se distraía en la próxima pregunta. Que estaba haciendo? No tenía la mejor memoria del mundo y ya se me había olvidado. Al cabo de unos segundos logré situarme.

- Yo iba a ... trabajar. - comenté con simpleza, todavía tenía tiempo para llegar, hasta pensaba pasar a mi casa antes de partir al teatro y mas tarde el bar. No quise decir mas sobre el tema de mi trabajo pero creo que Ethan preguntaría en cualquier momento, o tal vez no, quien sabe.

Por ahora se me antojaba unos cigarrillos y pasabamos justo frente de una tienda, me detengo en seco y hago una seña con la mano a mi acompañante.

- Iré por unos cigarrillos... ¿Me acompañas?- Me había agradado el muchacho y quería un tiempo para conocerlo mejor.

Me reí imaginándome como un Sherlock Holmes, eso sí que no. No me gustaría usar un gorrito como el que el detective siempre llevaba. No era mi estilo. Quizás cuando llegara a la vejez, me armaría entonces también con la pipa.

- Puedes estar tranquila, no lo soy.- hice unos segundos de suspenso, y declaré:- Soy arqueólogo, pero no pienses en mí sacando el polvo de vasijas viejas, por favor no.- supliqué haciendo una mueca- Lo mío es la zooarqueología, ya sabes, somos el club de nerds con la fantasía de encontrar dinosaurios vivos.- bromeé.

Sheeba sí que era de pocas palabras. Me sentía una cotorra a su lado, solo me faltaba el plumaje llamativo; algún día despertaría con un pico en vez de boca. ¿Trabajar? No se me ocurrían muchos empleos de horario diurno, y algo en ella me decía que si daba por hecho una profesión descubriría que era una completamente contraria. Antes de que mi mente se desviara por fantasías alocadas y bastantes atractivas,… pregunté:
- Ah, ¿y es algo lejos?

Frente a una tienda Sheeba me detuvo para entrar unos cigarrillos, así que era eso lo que buscaba en sus bolsillos. Lamentablemente nunca fui de los galanes que decían “¿Quieres fuego?”, no, yo era del tipo al que le daba un ataque de asma en las salas de fumadores.

- Claro.- contesté, encogiéndome de hombros.
No quería plantarme a su lado como un guardaespaldas, así que nada más entrar me puse a toquetear y mirar lo exhibido en los estantes. Claro, sin apartarme más de un metro de ella.

Entre cerré los ojos escuchándolo para después hacer un gesto de sorpresa, arqueólogo, no sonaba como algo muy sociable, sonreí. Sin embargo, a pesar de su ironía podía sentir que era algo que amaba, una pasión.

- Pues tienes que llevarme a conocer dinosaurios. - reí caminando hacia la tienda y entrando de una vez, di una mirada a la tienda en general sin que nada llamé particularmente la atención a si que fui directamente adonde se encontraban los cigarrillos para comprar una cajetilla.

- No muy lejos, es en el teatro. - me giro mirando a Ethan observando algunas cosas en la tienda mientras espero mi cambio después de pagar. Me estaba simpatizando aquel chico, no solía ser una persona muy sociable ni amable, me sorprendía que aún siguiera conmigo.

- Tengo practica, soy bailarina. - comento finalmente tomando el dinero y guardando mi bolso para después abrir con algo de ansiedad, ya me había calmado después de mi ataque de ira antes de chocar con Ethan, pero aún así se me antojaba urgente un cigarrillo. Extiendo la cajetilla al muchacho para ofrecerle mientras caminaba saliendo de la tienda.

- Pues cuando los encuentre, serás entonces a la primera que lleve.- dije riendo por lo bajo.

No, definitivamente la palabra teatro no había cruzado por mi mente asociándolo a Sheeba, por lo que me alegré de no haberla encasillado en una categoría. Solo cometería errores si lo hacía. Siempre fui terrible juzgando a la gente.

- Nunca lo hubiese imaginado- confesé en voz alta.

Así que era bailarina en el teatro, yo ni siquiera recordaba la última vez que había ido a uno. Quizás no había pisado ninguno, las imágenes que tenía en la memoria bien podrían ser sacadas de una película.
Negué con la cabeza rechazando su ofrecimiento.

- Hay muchas personas que buscan dejarlo, yo busco comenzar con el vicio y nunca puedo. Avergüenzo a los fumadores que me acompañan con mis ataques de tos.- puse los ojos en blanco, saliendo de la tienda.

Me quedé de pie en la esquina, con los semáforos a favor de los conductores. No me había percatado y el manto oscuro de la noche se había desplegado sobre nuestras cabezas. Las farolas tintineaban, las luces de los automóviles encandilaban. El vértigo nocturno en el centro de la ciudad.

- ¿Te gusta ser bailarina?- le pregunté teniéndola a mi lado, retomando el tema interrumpido.

Frunzo el ceño mirándolo cuando menciona que no lo imaginaba, es que acaso que pudiese él imaginar sobre mi vida en los escasos minutos que llevábamos de conocernos, no se si debía sentirme enojada o tranquila con su comentario.

- ¿Porque es tan difícil de creer? No me conoces, cariño... Hay muchas cosas que no sabes y te sorprenderían de mi - comento pero sin ahondar mas en el tema solo quería sentir el suave placer del humo en mis pulmones. Llevé un cigarrillo a mis labios guardando la caja después del rechazo de Ethan, creo que es mejor así, aunque no es que me importase mucho, era solo una de mis muchas adicciones.

- Debo asumir que entonces eres un muchacho muy sano, poco corrompido. - sin querer una sonrisa algo peligrosa cuando unas imagenes cruzaron mi mente pensando tal vez como sería empezar a corromper a Ethan. Los pensamientos se esfumaron cuando ya una vez de palpados mis bolsillos hallé el encendedor y pude prender el cigarrillo y pensando su siguiente pregunta.

- Pues no está mal. De hecho lo disfruto mucho, desde los finos pasos de ballet hasta los sensuales movimientos nocturnos en el bar. Esa pasión que tu sientes con cada descubrimiento yo con cada paso. - seguimos caminando por las calles por mi parte en dirección al teatro donde tendría una práctica.

- Abogada, médico, profesora… esas son los empleos que uno generalmente imagina.- repliqué, picado por su comentario sobre lo poco que nos conocíamos.

A mi parecer, uno hacía prejuicios no solo de manera consciente, también inconscientemente, de ahí que uno con solo mirar a una persona le atribuyera ciertas características que no tenían por qué ser correctas. Es más, equivocarse con esos juicios y sorprenderse al conocer a una persona, ahí estaba la gracia.

- No puedes suponer nada de mí, Sheeba, no me conoces… podría sorprenderte- le devolví sus palabras con una sonrisa burlona. Inhalé el humo de su cigarrillo antes de que este fuera llevado por el aire.

La señal nos dio el paso y seguimos avanzando por la senda hasta la esquina contraria. Caminamos por la vereda casi desierta de esa cuadra, bajo la luz tintineante de las farolas.

- Entonces acabo de encontrarme con otra apasionada por su oficio, que bien se siente…- comenté. Luego la miré de reojo al decir:- ¿Y qué opina tu novio de esos bailes?

Frunzo en ceño haciendo un gesto de desagrado con la boca y negando con la cabeza con lo que menciona, definitivamente lo mio no iba por hacer el bien a la gente, malditos humanos, no imaginaba una vida ejerciendo algo para su bien, mas me gustaba trabajar para su mal, esa era mi vida.

- Pues que poco me conoces, jamás me dedicaría a una de esas profesiones, demasiado contacto con humanos.. ya sabes, .. gente.. la odio. - "humano", eso había sonado extraño, como si no fuese una, esperaba que pasara desapercibido para mi compañero aquella palabra.

- Pues es cierto no te conozco, ni tu a mi, pero si sigues aquí .. no has huido aún significa que te interesa hacerlo no? - vuelvo mi vista hacia Ethan con una expresión como esperando una respuesta, siempre era selectiva con las personas con las cuales compartía, no era fácil sacarme palabras pero sin embargo, el estaba aún ahí y no entendía muy bien porque, al escuchar su siguiente pregunta no puedo evitar lanzar una carcajada negando con la cabeza.

- Novio? Por favor! .. Porque tener uno si puedo tenerlos a todos. - digo aún con una amplia sonrisa caminando casi por inercia por las calles, por un momento hasta olvidé donde iba. Ya me estaba dando algo de pereza ir a la practica.

- No soy una persona que se le de muy bien eso de las relaciones interpersonales. - confieso después con un ligero toque de broma pero en realidad era la verdad.

Puse los ojos en blanco, así que tenía a una asocial a mi lado, y yo que suponía que me sería difícil volver a sorprenderme. Por la confianza en sí misma que la rodeaba como un halo, supuse que le gustaba no pasar desapercibida, jamás la imaginé rehuyendo de la gente.

- Tú también eres humana,- me burlé señalándolo lo obvio-Pero, bueno, quien soy yo para hablar, tampoco tengo carismática para trabajos sociales. Soy bastante solitario, y me gusta serlo.- sonreí.

Me crucé de brazos y la miré levantando las cejas, bromeando:
- La verdad es que me he perdido desde hace cuatro cuadras atrás, y me da miedo separarme de ti porque no sé cómo regresar a casa. Además, me di cuenta que te resulto agradable.

Rompí en carcajadas al escucharle decir que no tenía novio definido; no podía quejarme de la falta de compañía femenina en mi vida pero tampoco me permitía alardear de esa manera. Levanté una ceja, riendo por lo bajo:

- Ya quisiera decir lo mismo, pero si una puede poner mi mundo patas arriba, no me imagino lo que podrían hacer TODAS.- mi risa terminó en una sonrisa ladeada cuando ella confesó lo siguiente,- En eso si nos parecemos.- miré el camino por delante- Me parece de suicidas comprometerse. Es más, solo se me ocurren puntos negativos que resaltar.

Mordí los labios conteniendo una sonrisa y bajando la mirada cuando dice que soy humana, sonaba a ofensa pero sabía que Ethan no lo decía con esta intención, aún no conocía nada de mi ni sospechaba que no era tan normal como el se imaginaba.

- También yo. Las personas pueden ser insoportables a veces.- contesté jugando con el cigarrillo entre mis labios el cual empezaba a consumirse casi por completo. Lo tiro al suelo cuando menciona que esta perdido y lo miro levantando una ceja.

- Genial, ahora puedo llevarte por las calles oscuras para poder robarte y violarte. - una broma bastante ácida que me hizo sonreír levemente, no quería quitar del todo el tono de "hablo en serio"

No dejó de llamarme la atención cuando dice que nos parecemos en algo, la verdad si coincidía en su manera de ver el compromiso, para mi no era nada mas allá de cosas de películas malas.

- Pues es verdad, apenas puedo comprenderme yo misma, no pretendo que alguien mas lo haga.- río algo cansada, ya había decidido finalmente que habían sido demasiadas emociones por un día, no tenía ánimo alguno de ir a otro lugar que no fuera a mi hogar.

- Sabes creo que hoy podrán sobrevivir sin mi...- menciono con seguridad, mi personalidad rara vez permitía que alguien contradijera mis desiciones lo cual me daba cierta libertad de hacer lo que se me daba la gana, después de todo sabía como hacer que cada jefe se sometiera de una manera u otra.

- ¿Me acompañas a mi casa? Solo queda a unas cuadras de aquí.

La miré con una ceja arqueada a su broma con tono serio. ¿Así que robarme y violarme? Hasta donde sabía, cuando uno permitía que eso sucediera, no se consideraba violación. Lo del robo, igual, solo se llevaría mi billetera con unos cuantos billetes, lo que le daría con gusto.

- ¿Se supone que tengo que oponerme a esa idea?- le pregunté con sorna.

No sabía si reconocer esa razón como mía en cuanto a materia de compromiso. Es que no era solo comprender a la otra persona, había algo más,…

- Creo que es más que entender al otro, el caso es aceptarse.- dije. Pensando en que por eso no me funcionaba ninguna relación, yo era así e intentar cambiar algo en mí era el equivalente a un fin. No podía ser de otra manera.

Mis pies siguieron andando, pero otra vez la alarma de incendios se encendió en mi cabeza haciendo que en un segundo mil pensamientos cruzaran por mi mente. Observé de soslayo a Sheeba, era condenadamente guapa. Su invitación solo podía tener una consecuencia, una demasiado tentadora, de esas que valen la pena quemarse con fuego.

- Shee… ¿estás segura?- me detuve, en una esquina donde el semáforo daba luz verde para los automóviles que pasaban a un lado de nosotros a toda velocidad. Entonces la miré, terrible error, estaba que gritaba "¡Si!" pero ya había fingido ser sordo en más de una ocasión en esa noche a la alarma de incendios. Con el esfuerzo necesario, esbocé una sonrisa y me alejé dos pasos:- Tengo un largo historial de problemas, este es uno de mis primeros días en Londres y no quiero volver a la andadas tan pronto, pero confío en que te volveré a ver.- me quedé mirándola, hasta que me di la vuelta para regresar sobre mis pasos y localizar un letrero que me indicara en que calle me encontraba, así poder finalmente encaminarme a casa.

[off: sorry por tardar pero me tome unas vacas :3 ]

Sonrío tibiamente cuando menciona lo de si debía oponerse a la idea, debería considerar su comentario un halago de su parte pero que gracia tendría forzar a alguien que no quiere ser forzado.

Ya había lanzado mi invitación y esperaba que la respuesta fuese prospera, no había tocado caso en que se me rechazara algo así sean las intenciones que sean, siempre lograba lo que quería. Su inseguridad en cuanto a una respuesta me hizo sonreír una vez mas ante su insinuación, creo que había cogido señales que tal vez eran las erróneas, no era que no quisiera tener la oportunidad de tener a alguien como aquel muchacho entre mis brazos, sim embargo, no era lo que planeaba esta noche, solo tenía en mente tomar un trago con una buena conversación ya que me había demostrado que podía ser una persona mas fascinante que algunas otras.

Negué con la cabeza mirando al muchacho son borrar una sonrisa divertida de mis labios.

- Segura? Claro que estoy segura de lo que hago, cielo. Nunca me he arrepentido de algo hecho... - digo finalmente con seguridad, a pesar de ser algo impulsiva en mis acciones no había tenido la oportunidad de arrepentirme por algo hecho y esta no sería la oportunidad. Cuando lo vi alejarse un par de pasos me di cuenta que tal vez a el le incomodaría un poco el hecho de ir conmigo, podía ser algo intimidante a veces lo aceptaba.

- Bueno si tienes miedo... - mi voz sonó con un ligero tono de reto y algo burlón mientras me detenía girandome hacia el curzandome de brazos.

- No te confíes cuando se trata de mi.

Claro, esa si que había sido una pregunta tonta. Sheeba tenía un letrero de luces de neón colgando de su cuello que decía "Segura de todo", no podía ser de otra manera. Transformó su invitación en su reto ante mi vacilante negativa; si que era díficil negarse cuando lo ponía así. ¿Qué estaba buscando ella? ¿Qué esperaba de mí? Después de caminar cuadras con una charla de extraños, ¿qué despedida nos quedaba?

- OK, te acompañaré hasta el umbral de tu casa. Ahí veremos que hacer si no llega a aparecerse algún novio violento para echarme a patadas, ¿te parece?- accedí cuando en realidad me estaba costando un montón tirarme de cabeza, aceptando sin pensar en las consecuencias, con la edad viene la precaución. Me estaba volviendo viejo.

Me quedé de pie esperando que me guiara. Sheeba si que había dado un buen golpe esa noche, pero no físico, que me había dejado atontado. Podía sentir que era capaz de seguirla a donde fuera.

off: sorry por el abandono XDDD .. <3 pero volví. La universidad casi me come XD


Estaba distraída en mis pensamientos que pasaban por mi cabeza en una acelerada velocidad pensando si tenía todo controlado, siempre era así... acostumbraba a planear muy bien pero de repente algún hecho me sacaba de mi rutina, lo que era a veces muy agradable en este caso en que un muchacho, dentro de su mortalidad no dejaba de ser atractivo para mi.

Ahora me sacaba de mis cálculos el hecho de sentir como titubeaba al aceptar mi invitación, eso hace que sonría divertida y tome su barbilla con una mano poniéndome de frente a él.

- ¿Que es lo que temes? Ya te dije que novio no hay. A lo mas alguna que otra mascota, que es casi parecido pero no igual. - río soltandolo y acto seguido tomo su brazo y comienzo a caminar adentrandome a una calle larga solo iluminadas por los faroles y una que otra luz desde las casas a los alrededores, apunté hacia un edificio unos metros mas allá.

- Yo vivo en ese edificio... a si que si quieres huir, hazlo ahora o nunca... - lo miro alzando una ceja con un gesto serio, aunque en realidad solo bromeaba pero no lo demostré en mi expresión. Había algo que me encantaba de jugar con las emociones mortales.

Al contacto de su mano me sentí un tonto por las dudas que tenía; eran los años que venían con la madurez y enmendando de a poco mi personalidad precipitada. Me sentí llevar hacía un camino sin salida. No había vuelta atrá. No, no le temía a nada, solo que, por todos los Cielos, estaba frente al edificio con una chica que solo conocía hace un rato con una invitación tácita en el aire.

- No creo que pueda huir aunque quiera, Shee,- dije sonriendo al ver su seria expresión. Y era yo de nuevo, no busco problemas, los problemas me encuentran a mi. El chico que no duda en tirarse de un acantilado.- ¿Subimos?- pregunté, señalándome con mi pulgar al edificio.

Como ella me había llevado hasta ahí, esperé que me guiara lo que restaba de camino.

Dejé escapar una risa divertida, debo admitir que tenía razón con lo de que aunque quisiera no lo lograría, siempre me las arreglaba para que todo se diera como yo lo deseaba y ahora deseaba conocer un poco mas de aquel mortal. Asentí dando unos pasos hacia la puerta del edificio y tirándo el cigarrillo a un lado nos adentramos en él, me aseguro de tomarlo del brazo para guiarlo hasta dentro hacia el ascensor.

- ¿Ansioso? ... - comento con tranquilidad deslizando mis dedos por los botones hasta llegar al indicado, el piso 9. Permanecí en silencio mientras buscaba las llaves dentro de mi bolso hasta que el ascensor se detiene y las puertas se abren. Hago un gesto sugerente con el dedo para que me siga y camino por un pasillo oscuro unos pasos hasta determe frente a una puerta.

Encajo la llave en el picaporte para abrir la puerta y una vez que esta esta abierta indico dándole el paso para que sea el primero en entrar.

-Bienvenido, cielo.

Con su brazo sujetando el mío, la sigo al interior del edificio. El hall está levemente iluminado por lo que me adentro al ascensor sin reparar en mayores detalles. Tampoco tengo la cabeza despejada como para cureosear por ahí. Entre las paredes de metal, la pregunta de Sheeba a modo de respuesta me divirtió. Era una mujer que denotaba confianza en si misma. Mucha confianza.

- ¿Ansioso? ¿Yo?- me sonreí, manteniendo a raya la ansiedad de finalmente encontrarme en el territorio de Shee y amagando coraje con una expresión risueña en mi rostro. Como un juego, cuando el ascensor se detiene sigo sus pasos y su llamado por un pasillo en penumbras. Se escucha el click de una puerta al abrirse, y al hacerse ella a un lado, entró a la habitación extendiendo mi mano izquierda hacía ese lado de la pared en busca de la perilla de luz. La lampara de techo de la primera habitación se enciende.

- ¿Puedo sentirme como en mi casa, verdad?- le pregunto, mirándola.- Por que si es así, te invito un trago.- le sonreí.