Viendo el río,¿ sola? (Ainhoa)

Pues aqui estaba, en mi camita recostada con mis suaves mantas blancas, se estaba muy bien para que mentir pero... tenia que levantarme y hacer cosillas. Me levante con unos pelos horribles a lo que sin mas dilación me fui a darme una buena ducha y arreglarme bien, cuando termine me vestí con unos pantalones, una camisa con una rebeca y unas zapatos cómodos, desayune y mientras me tomaba mi leche me acerque a la terraza y mirando el cielo que estaba nubloso, y hacia mucho frío, asomandome a la calle no había ni un alma por la calle y era muy normal.
Ya habia echo toda la casa cuando decidí irme a pasear un ratito, si hacia frío pero eso no me impedia salir de casa y ver lugares de que todavía no había visto, cogí mi paraguas y salí de mi casa radiante y decidida, mire a todos los dados sin tener suerte de no encontrarme a nadie, en fin... había oído hablar de que había un río precioso y para ser franca no he estado allí, así que allí me fui. Estado ya en el sitio idóneo me adentre en un pequeño bosque al cual dirigía al famoso río Tamesis, me quede observándolo, que pura es el agua cuando ella quiere, ains.

Otra mañana más rodeada de esos humanos a los cuales me habían encomendado llevar al infierno, no despertaba de muy buen humor, de hecho mi humor casi nunca era bueno, pues era algo así como decir que…dependiendo del tiempo así se encontraba mi estado de ánimo. Hoy era un día de los cuales adoraba, nublado, frío, malo.

Me levanté temprano aquella mañana, como normalmente hacía desde que había subido a este insulso mundo, un mundo que no imaginaba lo cerca que podía encontrarse su fin, hordas de demonios enviadas a la Tierra dispuestas a reclutar a todas aquellas almas que se encontrasen a su camino. Disfruté de una lenta ducha, masajeando sensualmente mi cuerpo en cada pasada de la esponja, recordando todas aquellas almas que momentáneamente había conseguido arrastrar al inframundo.

Aquel día, algo me empujo a alejarme de las calles de la ciudad, tenía el presentimiento de que algo más iba a pasar aquel día. Me enfundé unos jeans vaqueros, una camiseta con escote, y una fina chaqueta que cubriese mis hombros y poco más. El frío viento que corría en aquellas desiertas calles era lo mejor que había pasado en meses, adoro el mal tiempo, la oscuridad se apodera del cielo, de las calles, de todo lo que en este mundo existía, la oscuridad se apoderaba del mundo de luz que el todopoderoso, como le llamaban los ángeles había creado.

Me dirigí hacia las afueras, solo me crucé con algunos humanos, siempre tan ajenos a lo que realmente sucedía, que inocentes que eran. Finalmente salí de la ciudad, adentrándome en un bosque, no debería de haber nadie allí, por lo tanto podría estar tranquila, sin que nadie me molestase.

Seguí adentrándome a lo que a mi olfato llegó cierto olor desagradable, aunque verdaderamente no era olor, era una esencia desagradable, la esencia de un ángel. Caminaba con paso decidido, con aquellos botines que me había puesto, tan excesivamente altos como a mí me gustaban, cerca del río Támesis, pude comprobar que había unas deslumbrantes alas blancas, un angelito extraviado, quizás podría asustar un poco a esa chica, pues se veía claramente que era una chica.
-¿No estás muy lejos de los tuyos, ángel?.-pregunté con desprecio.-No deberíais ir solos.

Estaba tan relajada, respirando profundamente cuando sentí un escalofrio, como algo oscuro y malvado detras de mi, y... en efecto, cuando oi esas palabras me di la vuelta, vaya vaya, una demonio, bastante monilla, morena, mas o menos alta, para ser esos bichos no estaba mal, pero bueno.... eso no viene al caso.

La miré de arriba abajo, si queria molestarme, no lo habia logrado, haciendo una mueca de risa deje:
-Pues no, la verdad, me gusta pasear tranquilamente algunas veces, sin ver a alguien que sea... desagradable para mi vista- cruce los brazos añadiendo:- pues mira, yo estoy sola y no me da miedo alguno de encontrarme alguien como.. tu

El aire frió que se movía a la orilla del río Tamesis era una de las mejores cosas que había sentido en estos últimos días, normalmente todo el mundo odiaba el clima frío, ese clima que era tan desagradable para mí era realmente apacible, sobre todo porque me hacía sentir realmente bien.

Esperaba paciente la respuesta de aquella angelita que tenía frente a mis ojos, deteniéndome a mirarla, era muy guapa, y a simple vista se la veía casta y pura, tan pura tan pura que podría asegurar que por su mente nunca había pasado la posible idea de entregarse a la pasión y la lujuria, esos retos eran los más interesantes, esos en los que de verdad se te ponían duros y se emperraban en no caer, insulsos, la gran mayoría de ellos terminaban cayendo.

Esperé paciente una respuesta por parte de la chica que tenía frente a mí, analizándola ahora que se había girado para mirarme, para replicar contra mis palabras, ahora si aproveché para analizarla por completo, vaya, definitivamente era cierto eso de que los ángeles eran muy bellos, pelirroja con unos preciosos ojos azul cielo. Me hizo gracia que me mirase de arriba abajo, lo que siempre conseguía subirme el ego, pues no pasaba desapercibida para nadie.

Hizo un comentario que no me gusto, desagradable para la vista, ¿yo? Esta chica no sabía de lo que hablaba, eso estaba clarísimo, a lo que fui yo quien rió con todas las ganas posibles.
-No sabes con quien estás hablando, pequeña angelita. Precisamente yo, no soy para nada desagradable a la vista, ¿o si no crees que me hubiese llevado tantas almas al inframundo si así lo fuera? Esos pobres humanos a los que tú quieres salvar, yo, los condeno.

Se cruzó de brazos y respondió, era una chica muy valiente, eso estaba claro, caminé hacía ella con aquel contoneo sensual en mi cadera, ese que siempre me acompañaba, tras haber oído sus palabras, me acerqué poniéndome a su altura, acaricié un poco su mejilla diciéndole:
-Deberías, pues uno de nosotros podría costarte tus lindas alitas, y no creo que quieras eso, ¿verdad? Deberías temernos, si quiera, un poco.

Cuando me gire, me observo de arriba abajo, vaya pero que me miraba, en fin.. hice una mueca de risa, aunque eso no me gustaba:
- Oye esos humanos, solo se van por la hermosura de una mujer, pero hazme caso demonio, solo quieren ser salvados por los pecados y hay estamos nosotros, pero yo, te veo desagradable, eres.... un pedacito de rama que estorbas en la carretera del conductor.

Que se creia, bueno... cuando termine de hablar, se acerco a mi con un contoneo sensual de caderas que un humano o cual quier otro se lanzaría a ella pero... yo no, me reía de ella lo que hay que ver, poniendose a mi altura me acaricio la mejilla, aparte su mano de mi rostro y me acerque un poco a ella:
-Yo temer a un demonio? jaja no me hagas reír linda, yo soy muy dura, no te confundas.

¿Salvados por los pecados? Esas simples palabras consiguieron hacerme reír, pues bien sabíamos nosotros que la carne era débil, ahí el gran fallo de los humanos, se dejaban llevar por sensaciones y emociones, por la lujuria y el deseo. ¿Salvados? Verdaderamente que eso me hacía muchísima gracia.

Por el momento no dije mucho, oyendo con atención las palabras que salían de los labios de aquella pequeña angelita que creía, pero en algo sí que tenía razón, en que esos humanos iban tras la hermosura de la mujer.
-Nunca olvides eso, pues la hermosura de una mujer es la que conlleva al hombre a pecar, es más, en ocasiones, las mujeres también pecan con mujeres, mi propio caso es, pues no me llevo sólo a los hombres, sino a ella también, aunque para ti soy molesta, desagradable, no para ellos. Vosotros no conocéis los pequeños placeres de la vida, pues preferís ser castos y puros.

Ante aquello de que ellos estaban ahí para salvarlo volví a reír.
-Todos vuelven a caer, nunca olvides eso.

Me acerque a ella con aquel contoneo sensual de mi cadera, por muy dura que fuera, todo el mundo tenía pensamientos pecaminosos alguna vez, era normal, y quien dijese que no, mentiría. Me hizo gracia que me la apartara de su rostro de aquella manera, acercándose un poco más, no sabía qué gran error cometía, pues no me lo pensaba dos veces a la hora de lanzarme, y luego no me importaban para nada los reproches.
-No te he dicho que les temas, sólo que deberías hacerlo, pues todo el mundo nos define de un solo modo, tentación, lujuría, deseo, maldad, y son pocos los adjetivos que estoy utilizando. Y si, somos el pedazo de ramita que estorba el camino del conductor, en este caso, somos la ramita que fastidia al Todopoderoso, como ustedes le llamais.

Vaya vaya, así que también se lleva a las mujeres, la leche que tios, los demonios son de lo que no hay, pero en fin, que le vamos hacer son así, pero cuando me dijo que nosotros no conocemos los placere,s que preferimos ser castos y puros, la mire a los ojos con una sonrisa:
-Y que?, no nos importa, pero... voy hablar de mi, yo solo los protejo no me enamoro de ellos y si lo hago, que no es el caso, pero si lo hago me fastidiaría y apechugo con lo que soy y porque estoy aquí, y se acabo.- y es que me paso una vez me "enamore" pero recordé lo que era y el porque estaba allí, y lo deje pasar, no quería perder mis alas.

Cuando le dije que nosotros estabamos ahí para salbarlos, la escuche que todos vuelven a caer, que me lo digan a mi, ains mira que le ayudamos un monton de veces y ellos... caen, ains algunos no aprenden.
-Si lo se, y... no, no lo olvido, creeme

Apartando su mano de mi rostro, me acerque no me importaba mucho lo que dijera o hiciera, oyendo su respuesta me la quede mirando con una mirada de odio:
-Pues mira no les temo ni lo haré, así de simple, no lo haré. Y lo de la ramita, o sea, vosotros, el Todopoderoso por eso nos manda a defender a los que son debiles y en ocasiones mataros para que no fastidieis más- reí

Ante mis palabras esta pequeña ángel parecía algo asombrada, no era extraño, al menos para mí no era nada extraño. No niego en ningún momento lo que soy, me gusta ser como soy, y el hecho de hacer que las personas cayeran ante la lujuria podía considerarlo uno de mis mayores hobbies.

Me miró con una sonrisa, a lo que se la devolví algo cínica, me hacían gracia sus palabras, supongo que por mi parte no les encontraba demasiado sentido, aunque para ser un angelito tenía un aire de chulería bastante alto, eso no estaba mal, pero la jugada no podría salirle bien, y menos conmigo que no callo nada. No sabía de los pequeños placeres así que sería tarea difícil comentar con un ángel algo tan pecaminoso como era el deseo carnal.
-¿Enamorarnos? Los demonios no nos enamoramos pequeña ángel, nunca renegaré de lo que soy, incluso disfruto siendo así, créeme que si hubieseis probado una sola vez lo que es el deseo carnal, no opinaríais del mismo modo.

Perfectamente sabía ella como ángel que aquellos humanos caían una vez tras otra sin importar las veces que fueran salvados, que ellos caían y allí estaban los ángeles para salvarlos, lástima que la tentación siempre era más fuerte que el propio deseo de salvación.
-Haces bien en no olvidarlo, linda. Si lo olvidas, tranquila que ahí estaré yo para recordártelo, por algo podríamos decir que somos la parte oscura del mundo.

Cada vez más cerca, esta chica no sabe que si seguía así saldría perdiendo, ya mucho estaba aguantando, y aquella mirada de odio, no llegaba a comprender que esas miradas eran precisamente las que nos gustaban, además, que viniera de un ángel ya no me era extraño, no era la primera ni sería la última que me mirase así, a lo que sin pensarlo demasiado, ahogué una risa.
-Mira monada, esa misma mirada la he visto en muchos ángeles después de haberlos hecho caer al mismísimo infierno, y no sabes cómo me pone.

Tras esa pequeña aclaración me apresuré a responder a sus palabras.
-¿Matarnos? No me hagas reír niña, el asesinato es uno de los siete pecados capitales, no creo que vuestro padre, dios, todopoderoso, jefe o como quiera que ustedes lo llaméis consienta algo parecido, aunque se trate de un demonio.-sonreí cínica.-En todo caso creo que sería a viceversa.

- No nos hace falta probar el deseo carnal, estamos muy bien así, no te discuto que muchos ángeles lo han probado, pero los que estamos con el Señor siempre a su lado somos los más fieles- aunque nos cueste no enamorarnos.

Cuando me dijo que ella estaría para recordarme lo el tema de los humanos que caian una y otra vez, pero que se cree esta, ains Dios mio:
-No hace falta que me lo recuerdes querida, lo se y nunca se me va a olvidar, je-reí un poco, y que se vayan a por ella tanto hombre como mujeres, pero que la verán, en fin.

Cuando la mire con odio, vi como se reía, oyendo sus palabrejas, que ¿¿que?? que esa mirada la pone, esta chica esta muuy salida:- ¿Que te pone?, venga ya,¿ en serio? solo con eso, la leche que mujer, si lo hubiese sabido no te miraria así, porque la verdad... no soy de que le guste las mujeres- me aparte un pelin de ella, no queria que hiciera nada malo

Oí atentamente lo que decia y.... no pude, tuve que reírme cuando termino todo lo que tenia que decir, salte todavía riéndome:
-Primero, aunque no te lo creas podemos matar a los demonios, una orden del Señor, y se acabo, y... lo segundo jejejejeje, matar no es uno de los jejeje siete pecados capitales- no me podía dejar de reír- matar es uno de los diez mandamientos -reí

¿Que no les hacía falta probar el deseo carnal? Verdaderamente estaban amargados, no sabían lo que se estaban perdiendo al no probar algo así, pero allá ellos, al final siempre había alguno demasiado débil para resistir los encantos de un demonio, terminando por caer en nuestras redes, por lo que no entendía de que les servía resistirse con tanto empeño como se resistían.
-Los más fieles o los más insulsos, eso quedaría pendiente por averiguarse, preciosa. Todos sabemos que la fidelidad, en ocasiones, no dura para siempre, la carne es débil, pero claro, que vas a saber tú sobre ello.

Desde luego que estaría ahí para recordar vez tras vez la poca resistencia que los humanos tenían ante tal tentación, tentación que te hacía gozar y gritar de placer, otros, simplemente no estaban a la altura de las expectativas, cosa que había ocurrido en muchas ocasiones, tanto se daban que el listón que tan alto habían puesto, terminaba por los suelos, y con su alma inmortal desterrada, obligada a pasar la eternidad en el inframundo.
-Por si acaso, pequeña, siempre es bueno recordar que los esfuerzos, en ocasiones, no dan el resultado que uno espera.

Pareció asustarse ante el comentario que con tanto descaro había soltado, no me importaba, le decía las cosas tal y como las pensaba, y había que reconocer que la chica estaba muy buena, y que con aquella mirada me hacía arder, despertando la lujuria, ante sus palabras me reí a carcajadas, y más cuando se apartó, me acerqué a ella nuevamente, con aquel caminar cada vez más lujurioso, acariciando su mejilla y depositando un beso en la misma, con una sonrisa traviesa, acaricié su brazo.
-Nunca digas nunca a algo que no probaste, preciosa, porque a lo mejor la cosa más insignificante, puede abrirte las puertas al paraíso, pero claro, prefieres tu paraíso de nubecitas y gente tocando el arpa, te abriría las puertas del infierno si tuviese la oportunidad.

Cuando se rió en mi cara, ante mis últimas palabras, lo que ante mi propio error tuve que regañarme mentalmente, por idiota, la religión no me importaba, de hecho la odiaba, y me importaba muy poco los pecados capitales o los mandamientos o todos esos rollos relacionados con la religión.
-Odio la religión, por lo que me importa más bien poco lo que sean, mandamientos, pecados, nací demonio, por lo que no llegué a este punto por alguno de vuestros tontos mandamientos, pero si quieres quedarte tranquila, te doy los siete pecados capitales: Lujuría, Guia, Avaricia, Pereza, Ira, Envidia y Soberbia. Ahora bien, manejo a la perfección la lujuría, no me des motivos para demostrártelo, así que olvida tus tontos comentarios.

-Aunque te parezca mentira se mucho, no tanto tanto pero lo se, y la fidelidad va a perdurar, siempre perdura, que no se te olvide.-AAAAH esta chica es increible, no voy a caer, soy un ángel fuerte y seguro de estar ahí para los que quiera mi ayuda.

Ella insistia de que me lo recordaria siempre, que los esfuerzos no dan el resultado que esperamos, ya bueno eso para siempre, si ella lo dice y si me lo quiere recordar no se lo voy a impedir si asi esta contenta, en fin... A lo de su comentario me quede un poco parada a lo que me aparte un poco a ella y se partio el culo, vamos esta no se de que va, en serio, pero al verla que se acercaba con ese movimiento tan lujurioso que se me acerco acariciando mi mejilla para luego besandola en la misma y con una sonrisa picara con su mano me acaricio el brazo, me quede mirándola sin decir ni pió, quieta oyendo sus palabrejas:
-Si, la verdad que lo prefiero, prefiero estar en mis nubecitas antes que hacer nada.

Me partí el culo cuando me dijo que el asesinato era uno de los siete pecados capitales jejeje, que gracia, pero luego me dijo que la religión no era lo suyo y me lo dijo de pi a pa, bueno vale, y que? pero el fallo lo a tenido ya y se lo tenia que restregarselo en toda su cara pero bueno, no era asi tan mala como para eso:
-La lujuria, si se te nota a la legua como te acercas con esos movimientos, - me retire un poco para no estar cerca de ella, pero no vi el escalon que habia para bajar al rio y me caí al agua:- La leche, aaaaaaaaaaaah

Simplemente no es que me pareciera mentira que supiera o que no supiera de lo que le hablaba, no me complicaría la vida en hacerla comprender algo que verdaderamente ella debía al menos de imaginarse, pero es que cada vez me hacían más gracia los comentarios de esta niña, ¿que la fidelidad perdura? Que inocente que era esta chiquilla, muy pocas personas seguían siendo fieles con el paso del tiempo, por puro monotonía o por cualquier motivo tonto esa fidelidad se iba al traste, sin más.
-Tranquila, no me olvidaré de estos comentarios tuyos tan realmente absurdos, pues te guste o no, la fidelidad no siempre es eterna, en muchos casos, va disfrazada de un eje de verdad que nadie se cree, ni la misma persona que la está utilizando lo llega a creer.

Al final me iba a divertir y todo molestando a esta pequeña angelita, pues me gustaba las reacciones que tenía ante mi acercamiento, me gustaba, no exactamente, más bien me divertía, sobre todo su comentario de que prefería estar en sus nubecitas antes que hacer nada, que insulsa, no se imaginaba lo que se perdía teniendo ese comportamiento.
-Tú te lo pierdes.

Fue lo único que le dije, pues era así, que importaba lo que hiciera, al fin y al cabo ellos eran los que se perdían esos pequeños placeres y a decir verdad, ya hacía tiempo que no salía por ahí a recolectar algún alma, quizás saliera pronto, a ver si tenía suerte. Seguía riendo ante mi error, normalmente no intentaba auto calmarme, simplemente actúo, y a este ritmo me vería obligada a borrarle esa estúpida risita de la cara, ante su comentario sonreí, la lujuria era mi campo de juego, era mi as bajo la manga, si me acercaba un poco más a ella, terminaría….bueno….yo bien sabía cómo podía terminar aquello, y no creo que a ella precisamente le gustase eso.
-Eso quiero o más bien…eso busco, despertar la lujuria, ese pecado que a tantos agrada y del que no se privan, del que algunas personas, se vuelven adictas.

Siguió alejándose, reculando, hasta que ya no quedó nada tras ella, lo único que quedó fue el río, al que cayó, y por lo cual tuve que soltar una carcajada, ya estábamos a la mano, mi fallo sobre la religión, del cual ella no dejó de reír y ahora su caída al río.
-Creo que estamos a la mano, pequeña. Te ves sexy así mojada.-reí.

Me importaba muy poco lo que dijese, la fidelidad la voy a tener siempre, les guste o no me da igual, me han enseñado y educado para no caer en las tentaciones de la humanidad, ser fieles a nuestro padre, nuestro creador, siempre fieles y punto aunque nos cueste un poco.

Luego pasamos al tema de la lujuria, esta chica, se nota, solo quiere buscar ese deseo que muchas personas quieren encontrar y es patetico, bueno no mucho, para ellos nos, ains, es más o menos fuerte de muchos que hay, siempre caen y no se que tendrá, pero caen como moscas, en fin... ante ello no dije nada, solo me quede callada mirandola a los ojos, cuando me eche hacia atrás tuve la mala pata de caerme al río y como no ella se rió, bueno... yo me reí de que se habia confundido por los pecados y ella por mi caida, por lo menos ya estabamos en paz, pero lo que me repateo es que me dijera que me ve sexy mojada ¿sexy? bueno lo soy je pero que me lo diga un demonio, me levante seria, mirandola como se reía , puse mis brazos en forma de asa y dije:
-Que? me vas a echar una mano o sigues riendote de mi?, - seguí mirandola- oye, me estoy congelando, ayudame- me repateaba decirle esto a un demonio pero estaba alto y necesitaba ayuda- por... por favor

Ya me cansaba sobre manera el tema de la fidelidad, esta chica era bien cabezota, pero vamos, que no me importaba demasiado, que pensara lo que quisiera pero para mí la fidelidad era algo que no tenía el más mínimo sentido, de hecho, la única fidelidad que yo conocía era la que me procesaba a mí misma, a mis ideales, ni más ni menos.

Cuando la vi caer al agua rompí a reír, no pude evitarlo, pero me hacía gracia que por el hecho de separarse de mí, por querer alejarse tanto hubiese terminado echa una sopa, a quien se le ocurre echarse hacia atrás cuando ya queda tan poco espacio, tenía la oportunidad de ser cruel y no ayudarla después de que ella se había reído ante mi error, pero tampoco iba a ser tan mala esta vez.

Pude observar como la chica se levantaba del agua, poniendo sus brazos en asa, me parece que el angelito del cielo se había enfadado por haberme reído de aquella manera de su pequeña desgracia.
Me dejó sorprendida cuando me pidió ayuda, espera, ¿ayuda? ¿Un ángel pidiéndome ayuda a mí? ¿A un demonio? Sorprendida por completo, desconfié durante unos segundos.
-Si me acerco eres capaz de cumplir tu amenaza y matarme cuando menos me lo espere, pero para que veas que no te tengo ningún tipo de miedo, lo haré.

Caminé hasta ella, mirándola de arriba abajo, sabía que no accedería a hacer lo que le pediría, pero si no quería pillar una pulmonía más vale que lo hiciera, la simple idea de estar ayudando a un ángel ya se me hacía completamente absurda, los míos no se preocupan por gente así, sólo se procesan un odio mutuo, pero en fin.
-Quítate toda la ropa, o pillaras un constipado, creo que llevo algo de ropa en el bolso.

Rebusqué en mi bolso, lo había llevado lo suficientemente grande como para llevar dos ropas en el mismo, pues no sabía si saldría de fiesta al acabar la sesión fotográfica o me iría a casa, tomaría mi agenda, y llamaría a cualquier tío de la lista para una buena noche de sexo desenfrenado. De este saqué un pantalón vaquero ajustado y una swetter, raro en mí, pero esa había sido mi intención esta vez, ese sería el juego, hacerles creer que soy una santita puritana y luego ya verían por donde saldría.
-Póntelo, no quiero que me culpen si te resfrías, seguro alguno de tus amiguitos no duda en salir en busca mía cuando te vea con tremendo catarro.

Dicho esto, esperé a que cogiese lo que le entregaba.

¿Que? me... me iba a ayudar, vaya eso si que era nuevo, un demonio ayudandome, mm bueno por lo menos me ayuda a sacarme de este río helado
- no te voy ha hacer nada, mojada, yo creo que no.- pero lo hizo.

Estaba totalmente congelada cuando oí su propuesta, ¿quitarme la ropa delante de ella? ni hablar, aunque la muchacha rebusco en su bolso ropa que tenia ahí, mirándola de arriba abajo mm si sus compañeros vieran lo que esta pasando aquí, la matarían, no quieren que ninguno de ellos ayudaran a un ángel, pero esta sí y eso... era muy raro. Saco unos pantalones y una swetter y me los entrego, los cogí, aunque... no sabia muy bien si cogerlos, pero como dijo ella no quería coger un resfriado así que los cogí.
-Gracias, y ahora... te podias dar la vuelta, no quiero que me veas- no tenia ningun impedimento que me viera pero seria mejor así.

Que saldría mal yo?? que no me haga reír
- Eeeh, prefiero no contestar a eso.

Cuando me ayudo y saco la ropa le dije que gracias y me salto que no me acostumbrase, podía estar tranquila porque la verdad, si Dios quiere, no me iba a topar con ella por ahí, va a ser la única vez, así que eso me da igual. Cogí la ropa y le pedí que que se diera la vuelta, no me importaba las dos eramos mujeres pero me sentía mas cómoda, así que ella se giro y empece a ponerme el swetter y por último me quite el pantalón mojado para ponerme el otro cuando note que ella miraba de reojo.
-Eeeh, no mires, o es que te gusta lo que ves?- la mire subiéndome el pantalón que me dejo, mmm estos pantalones me estan muy bien que cómodos.

- Vale, me alegro por ti al decirme que no has perdido ninguna, pero... yo tampoco asi que ...

Que se creía esta chica, que por decirme eso me iba a asustar, pues vaya, pero en fin... si le hace ilusión pues habria que dejarla,¿ no?. Dicho eso cuando me estaba vistiendo le había pillado que me miraba de reojo a lo que le llame la atención, pero oyendo a esta mujer, me dijo que le agradaba lo que veía, lo que hay que oír por dios:

-Pues... un poco la verdad, pero sabes? paso, si me quieres mirar descaradamente como lo estas haciendo ahora, me da igual- viendo como se acercaba a mi, me acerque yo mas a ella- se que no la vas apartar, lo se de antemano, los demonios soy asi.

No tenia lo que hay que tener para hacer nada conmigo, o eso creo, porque si bien recuerdo a esta le gusta tanto los hombre como las mujeres asi que no deberia arriesgarme demasiado por si acaso.

Estaba siendo complicado hablar con esta chica, aunque tenía agallas la condenada, y eso era admirable, pues para ser un angelito jugaba fuerte sus cartas, pude notar la ironía en su voz con aquellas palabras, no necesitaba que se alegrase por nada, era simplemente la verdad, aunque si ella tampoco había perdido ninguna de sus peleas pues mejor para ella, que quieres que diga.
-Mejor para ti, pequeño ángel, pero ten en cuenta que no soy cualquier demonio y que las apariencias pueden no ser verdad.

Que tuviera agallas sabiendo como sabía que me sentía atraída por ambos sexos, esta chica era increíble, si hacía algo después me culparía a mí, aunque me importaba muy poco que me culpase por ello, simplemente me gustaba que me culpasen, y más si de los ángeles se trataba, me divertía muchísimo.
-Me alegra que sepas de lo que somos capaces, pequeña, me alegra mucho.-la cogí por la cintura.-Pero si no quieres nada, no te arriesgues a acercarte tanto.-susurré a su oído.

Se que no es cualquier demonio y no hacia falta que me dijera que las apariencias no todas son verdad, lo sabia, y mas los demonios, muy buenos pero cuanto menos te lo esperas te dan el batacazo, pero a ese comentario no dije nada quedándome callada.

Cuando el acercamiento de ella pero también por parte mía, me estaba arriesgando mucho pero me daba igual, hasta que note sus manos por mi cintura susurrándome al oído, se me dibujo una sonrisa en la cara cogiendo su cara con mis manos, pegando mis labios a su oído en un susurro:
- Y si quiero acercarme, tu no me obligas pequeña diablesa

Parece que la chica había preferido mantenerse callada con respecto a mi último comentario, y era mejor así, pues si se mantenía en silencio nos ahorraríamos tener que montar una guerra absurda que no venía al caso en este momento, no me apetecía mancharme las manos si llegásemos a pelear, por el momento que la cosa se mantuviera en calma, ya más adelante seguro volveríamos a discutir, y esa vez no sería tan comprensiva como lo estaba siendo en esta ocasión, lo que se hacía raro, joder, comprensiva yo, bueno, ya se me pasaría la tontería que tenía encima, que no era poquita.

Sentí sus manos agarrando mi rostros y aquel susurro en mi oído, seguía valiente esta chica, pues nada, ella solita se lo había buscado, pues ese susurro había sonado sensual y atrevido en mi oído, por lo que la apreté por la cintura un poco más hacía mí, besando su cuello hasta llegar al lóbulo de su oreja.
-Sólo te aconsejo, pequeño angelito, si sigues así no me contendré, y por lo que vi aprecias mucho tus preciadas alitas.-dice acariciándosela delicadamente.-Sería una penita que las perdieras, aunque para mí, un gusto hacerlo.

Me estaba arriesgando y mucho, pero que estaba haciendo, dicho esas palabritas ella me apreto mas la cintura acercandome a ella besando mi cuello hasta el lobulo de la oreja, ante ese gesto cerre los ojos soltando un suspiro entre mis labios, oyendo sus palabras y acariciando mis alas, me acerque otra vez a su oido con el mismo tono:
-Si aprecio mis alas, y mucho- sonreí- y por supuesto, a ti te encantaría, eres un demonio, te escitas con ver a alguien que cae con algún pecado.

Uff estaba arriesgando demasiado con ese suspiro que salio sin querer de mis labios, pero no lo pude pararlo, era la primera vez que alguien me daba un beso en el cuello, pero bueno no era el fin del mundo, por eso no perdería mis alas porque un demonio me diese un beso en el cuello, pss una tontería.

Cada vez me estaba acercando a la boca del lobo que luego si me adentraba mas ya no habría escapatoria ninguna, note que me acercaba a a ella cogiéndome de la nuca y me beso, asi sin mas, ¿¿pero que?? le aparte enseguida de un empujón, mirandola seria y con mucho enfado:
- Pero que has echo, estas loca o que- me quede quieta observándola- oye no deberia a verte tentando los demonios no sabeis cuando parar- añadí en un susurro- porque lo hice, porque me acerque a ella- la mire de nuevo- Ai... como se llame a sido un placer conocerla, o no??, bueno da igual, pero esta angelita se va pitando.