Un día entre la historia {Josephine

El día era muy claro, el sol estaba en uno de sus mejores puntos y el ambiente estaba más que agradable -Es hora de trabajar...- Me dije animadamente mientras tomaba mi cámara y me colgaba la correa al hombro -No sé a que vas a encerrarte a un museo con este día tan perfecto, hija- Escuche la voz de mi padre antes de salir por la puerta, como de costumbre, siempre llevándome la contraría...-Bueno... sabes que está es mi Pasión, no importa como esté el día, mi deber es tener buenos recuerdos, quiero captar lo mejor de ese museo para que la gente admire mi trabajo- Mi voz era más confiada que otras veces por lo que mi padre resoplo, le iba bien tal cosa ya que al lado mió parecía apenas un joven de mi edad, aún no me acostumbraba a la idea de que se viera menor que yo... ¿Quién mando a mi mamá a tener una relación con un Ángel? -Te quiero Padre- él sonrió con dulzura al momento que se acercaba y me daba un suave beso en la frente -Solo quiero verte feliz- Dijo de manera tierna como solía escucharlo -Te juro que lo soy- Le respondí y al ver que asentía salí hacía el museo con más ganas con las que me había levantado.

Al llegar al museo no me sorprendí de que hubiera poca gente, ya que era un día entre semana y solo asistían a el pequeños grupos escolares los cuales iban recorriendo los grandes pasillos del lugar. Mi atención me fue arrebatada en cuanto mire los grandes cuadros y algunos rostros de las personas que estaban cerca de mi, la mayoría de profesores y adultos, muy fascinados, cautivados y por consiguiente las expresiones aburridas e inquietas de algunos jóvenes que solo venían aquí para fugarse de sus respectivas escuelas, sonreí ampliamente y empece a preparar mi cámara mientras recorría aquel lugar.

Hacía solo dos días que había puesto un pie en el museo, y en esa ocasión como en ésta, no se podría decir que era porque me fascinaba estar ahí. Bueno, sí me gustan los museos, no soy una fanática es eso. Nunca puse resistencia al entrar, pero no me demoro observando cada muestra por tres horas: recorro, miro, leo los títulos y salgo. En diez minutos puedo terminar de visitar las salas de museos tan grandes como el de Londres. Pero si estaba ahí es porque las gemelas habían insistido en que las acompañara a ver los bebés que el tío Ethan había dejado días atrás. Siendo fiel a la verdad, diré que todo fue culpa de Lyra, solo ella puede tener ideas así. Savah le siguió corriente porque su hermana prometió darle su postre a la hora de la cena.

Se desprendieron de mi mano para salir corriendo a quedar boquiabiertas frente a cada fósil. Yo miré a grandes rasgos, y luego las dejé solas para que pasearan a gusto por la sala. Yo caminé hasta una sala cercana, donde una hilera de niños de primaria hacía una visita guiada con una joven maestra. De verlos casi me choqué con una chica que también se encontraba allí. Tenía una cámara en la mano, por lo que me llamó la atención y me quedé mirándola. Me acerqué a ella sonriendo.

- Siempre quise ser fotógrafa.- la abordé- ¿En qué revista trabaja?.- mi familia siempre decía que no tenía vergüenza de hablar con extraños.

De repente, me tope con una chica, la miré un momento igual que como ella lo hacía y sonreí ante su comentario -Eso es un cumplido para mi- y en verdad lo era, pocas personas se acercaban a decirte tal cosa, saber que a alguien más le gustaba lo que yo hacía siempre me daba más ánimos para seguir adelante, lo que dijo sobre en que revista trabajaba me trajo a la realidad -No trabajo para ninguna revista, tampoco soy paparazzi- Reí para mis adentros al terminar, esa chica me había recordado a aquel joven que había conocido en aquella fiesta y la verdad era que ella era tan abierta como él, le hablaba al primer extraño que se le atravesaba -La verdad muestro mi trabajo en distintas revistas, no me apego a una sola empresa... eso es algo monótono...- Me encogí de hombros y sonreí de lado, después de un momento le tendí mi mano amablemente, presentándome -Soy Serena Roisenvit, Mucho gusto- Le dedique una sonrisa amplia esperando que tomase mi mano -Vienes con tus compañeros de escuela?- Hice la pregunta al aire, mientras le miraba, en cierto modo curiosa por saber tal cosa.

Un “oh” escapó de mis labios mientras me explicaba sobre su trabajo, se notaba que disfrutaba de su oficio pues de lo contrario las personas se limitan a respuestas escuetas. Aprendí de mis padres y hermanos que cuando tu profesión te apasiona, te gusta hablar de él. A veces con un deje de enamorado. Me preguntaba si yo hablaría así dentro de unos pocos años. Era irónico que justamente yo, la chica que todos creían que terminaría como hippie en un parque, planeara estudiar finanzas. Claro, si eso me permitía tener un gran imperio empresarial. Soñadora en todo momento.

Escucharla me hacía pensar en eso.
- Te entiendo, lo monótono es horriblemente aburrido.- dije haciendo un mohín. De ahí lo irónico de mi situación. Estreché su mano al contestar:- Josie Westerfeld.

Me reí por lo bajo cuando preguntó si venía con mis compañeros. Señalé con el dedo pulgar a mis espaldas:

- Vengo con los de preescolar.- dije, y lancé un par de carcajadas. Tiempos aquellos los del kínder, si me hubiese mantenido ahí… Me giré y busqué con la mirada a mis dos niñas. Las encontré con las manos en las garras –los huesos de las garras- de un fósil. Bueno, las manos de Savannah.- ¡Savah, aléjate de ahí!- las niñas me miraron y se perdieron de vista. Me volteé nuevamente hacía la fotógrafa.- Son mis sobrinas- me encogí de hombros con una sonrisa en los labios- Estoy de niñera.