Cuidando de ellos {Gabriel}

El Big Ben. Sin duda, era su lugar favorito en todo Londres. Desde ahí podía observar a todos y cada uno de los humanos que paseaban por la ciudad. Velando por que cada uno de ellos estuviera bien, cuidando que ni siquiera tropezaran para que no se hirieran. Ese era su trabajo y no le digustasba. Más bien, amaba su trabajo. Además, desde el último piso de aquella torre donde se encontraba sentada podía observar todas las maravillas que los humanos habían creado. Desde las chocolaterías hasta los edificios más grandes. Elle era una persona que se sorprendía por cualquier cosa humana que se le presentará en frente. Tal vez fuera por la admiración que les tenía, pero los humanos eran sorprendentes.

Podía sentir el viento cálido que dejaba el atardecer y el sonido de los carros pasando con velocidad bajo sus pies. Suspiró. Si los humanos no olvidarán tan a menudo lo que de verdad importaba, tal vez tendrían menos problemas y no existiria la eterna guerra entre seres. Sintió pasos tras ella y sintió como el ambiente se volvió más liviano y tranquilo, si eso era posible. Entonces, lo supó. Alguien igual a ella había llegado al mismo lugar donde ella estaba.

-Hola, Gabe. ¿Que te trae por aquí, cielo?-

Podía poner sus manos al fuego, segura de que era Gabriel el que estaba parado atrás suyo. Cada ángel tenía un aura tranquila, pacífica y diferente. Volvió su mirada y la clavó en el muchacho, dedicandole su mejor sonrisa. Lo cierto era que encontrar a Elle de mal humor era algo imposible. No había momento en el que esa chica no estuviera sonriendo. Antes de esperar la respuesta de su amigo, se levantó de donde estaba y lo abrazó a forma de saludo. No. Tampoco había mujer más cariñosa que aquella pequeña ángel rubia.