#} Descripción de Razas {Importante}

por **Annelysse D. Felder** Vie Ago 12, 2011 1:14 am

Humanos Ordinarios

Lo que se puede decir de ellos es lo que todos ya saben. Humanos comunes, con trabajos, rutinas, familias y un mar de problemas que podrían resolver si de verdad lo quisieran. Viven sus vidas de la manera en que ellos creen que es mejor. Hay quienes prefieren vivirla fácil, optando por caminos poco favorables; así como hay quienes eligen el sendero del bien, con el fin de salvar sus almas, si es que el alma existe en realidad.
La mayoría de ellos no tienen idea de la batalla que se está librando en tierra, en el mismo plano terrenal que ellos. Algunos escépticos siguen creyendo que son los únicos en el mundo y que no hay nada ni superior ni inferior, sólo humanos y nada más. Otros pocos, sospechan que hay algo raro con algunas personas. Cada día se ven asesinatos brutales, desapariciones y catástrofes; por otro lado, ocurren eventos que bien pueden calificarse de milagrosos o mágicos. Nadie es lo suficientemente ciego como para no darse cuenta.
Lo cierto es que siguen siendo humanos que cometerán errores para luego intentar arreglarlos.

Nephilims

Son la mezcla entre la pureza y el pecado. Hijos de ángeles que cayeron en la tentación de un cuerpo humano. Muchos de ellos ni siquiera saben que lo son, porque sus padres no tienen permitido contarlo. Aunque algunos llegan a enterarse por otros medios, como por un demonio buscando romper relaciones afectivas, o un ángel en un caso extremo. Los nephilim se caracterizan por sus ojos claros, rasgos de uno de sus padres que fue ángel, además de que casi nunca se enferman y su humor es muy positivo. Un nephilim tiende a vivir hasta edad más avanzada que un humano común. No heredan los poderes del padre o madre ex-ángel, pero es difícil que enfermen.
Se ha hecho común en los últimos años que el infierno y el cielo se juegue las almas de estos seres, por ser mezclas entre ambos mundos.

Ángeles

Son las criaturas más puras sobre el universo. Son creados en el cielo por la mano del Todo Poderoso. Sus rasgos son notables entre los humanos, pues su belleza es radiante e inigualable. Se caracterizan por ser poseedores de ojos muy claros, rostros perfectos, como tallados en mármol, además de rubios o de castaños claros. Son altos y bien formados físicamente.
Las normas para un ángel son estrictas, pues una vez que se les ha encomendando un humano a proteger no deben alejarse de él hasta que dicho humano muera y su alma sea guiada por el camino del bien. Se sabe de ángeles que no ven con buenos ojos tener que ser "ángeles de la guarda" pues no pueden dejar de custodiar en ningún momento.
La forma en la que nacen se diferencia de la de un humano, pues la apariencia de un ángel recién creado es la de un humano adolescente. Sus años se cuentan de una forma diferente, de manera que diez años en un humano sería un año para un ángel.
Los ángeles tienen que evitar a toda costa enamorarse de un humano, pues esto conlleva a que el ángel cometa pecado; si un ser divino no ha podido escapar del amor a su humano debe considerar dos opciones: seguir con él sin llegar al pecado de la lujuria o, bien, entregar sus alas y su inmortalidad para estar con su humano. Un ángel que entrega sus alas se convierte en ángel caído, mismo que no tendrá permitido pisar el cielo nuevamente.
Los ángeles pueden regenerarse en caso de ser gravemente heridos, además de poder volar y hacerse invisibles a los ojos de quienes ellos deseen, sobre todo a los ojos de sus protegidos cuando estos duermen. Sus alas son únicamente visibles para otros ángeles y para demonios, aunque se sabe de algunos humanos con habilidades extrasensoriales que pueden ver sus auras que son brillantes. Un ángel produce bien estar con su sola presencia, emitiendo vibras positivas a quienes estén a su alrededor. Pueden comer y dormir, igual que un humano, aunque ellos duermen muy poco, sólo que estén verdaderamente agotados. Tienen la habilidad de curar heridas de humanos, reanimarles y hasta envolverles en una especie de escudo invisible, pero esto sólo está permitido en casos extremos en que su custodio se encuentre en riesgo de muerte. Los ángeles tienen permitido asesinar a los demonios.

Ángeles Caídos

Son denominados caídos por el hecho de haber cometido uno de los siete pecados capitales {o más de uno} y haber desobedecido las leyes divinas que se supone conocen a la perfección. Hay quienes se exilian por su propia voluntad al haberse enamorado de un humano y sucumbido ante el deseo carnal, entregando sus alas, lo cual es un proceso bastante doloroso que les deja unas cicatrices en la espalda en consecuencia de su deslealtad.
Son convertidos en mortales y no tienen derecho a pisar el cielo nuevamente, condenándose al infierno una vez que mueran. Sus habilidades dejan de funcionar, siendo como cualquier humano a diferencia de que sus sentidos quedan un tanto más despiertos, pudiendo diferenciar a un ángel y a un demonio entre la multitud.

Demonios

Nacen en el inframundo, son seres sumamente oscuros, sin escrúpulos ni consideraciones. La escoria de la vida, aunque a ellos nada de eso les afecta. Viven para hacer el mal y disfrutan haciéndolo. En su forma humana toman los aspectos más atractivos visualmente, aunque por dentro sean almas negras y llenas de negatividad. Tienen permitido hacer lo que deseen con los humanos e incluso con los ángeles.
Un demonio gana rango al hacer caer a un ángel. La mayoría de los demonios optan por la fuerza de la seducción a la que algunos ángeles son incapaces de huir.
Los demonios tienen habilidades poderosas, como son controlar las acciones de los humanos más débiles, hablar en la cabeza de estos y así influir en sus actos. Son capaces de absorber la energía de los humanos hasta matarlos y también tiene perfecto control sobre el fuego. Sus ojos se vuelven oscuros cuando se encuentran molestos, y créeme, no querrás toparte con uno furioso.
Las alas de los demonios son oscuras y simulan a la de un murciélago. Pero sólo son visibles para otros demonios y para los ángeles. Un demonio puede crear ilusiones en un humano, haciéndole ver aquello a lo que más teme. Además de poseer una fuerza abrumadora